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El ingrediente común que destroza el cerebro pero se toma a diario en España: la alerta de los médicos

Un estudio japonés identifica la relación entre un factor alimentario habitual de riesgo de hipertensión y las causas frecuentes de daño neurológico.
El ingrediente común que destroza el cerebro pero se toma a diario en España: la alerta de los médicos

Por Paolo Fava. El consumo excesivo de sal de mesa se relaciona con el aumento de la presión arterial en cualquier etapa de la vida, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer gástrico y accidentes cerebrovasculares como el ictus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exceder los 5 gramos diarios, pero en España tendemos a consumir cantidades mucho mayores, en gran medida debido al sodio presente en los alimentos procesados.

Un estudio japonés publicado en el British Journal of Pharmacology ahora vincula la hipertensión causada por el consumo excesivo de sal con el deterioro emocional y cognitivo. Esto significa que el consumo excesivo de comidas saladas, al elevar la presión arterial, puede dar lugar a condiciones que son precursoras de problemas neurodegenerativos y demencia.

La clave parece estar en la angiotensina II (Ang II), una hormona que desempeña un papel en la regulación de la presión arterial y el equilibrio de líquidos, y su receptor ‘AT1’. Junto con otro sistema estudiado en el contexto de la hipertensión, la prostaglandina E2 (PGE2) y su receptor ‘EP1’, se han identificado como dos posibles objetivos terapéuticos para el tratamiento de la demencia inducida por la hipertensión.

El Dr. Hisayoshi Kubota explica que la interacción entre los sistemas nerviosos periférico y central con la hipertensión, la disfunción cognitiva y la demencia no se ha estudiado lo suficiente, a pesar de que están relacionados según las pautas clínicas. Prevenir el deterioro cerebral a lo largo de la vida es una prioridad en sociedades longevas como la japonesa, y también es relevante en países envejecidos como España, ya que garantiza una vida larga con mejor salud y un menor impacto en la asistencia y la atención médica.

La principal hipótesis sugiere que la acumulación excesiva de fosfatos, compuestos presentes en la sal refinada, se suma a la proteína tau, cuya acumulación en pliegues anómalos está relacionada con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Esto podría provocar alteraciones a nivel neurológico. Para investigar esta teoría en el laboratorio, se alimentó a ratones de laboratorio con una solución de alto contenido de sal (NaCl al 2% en agua potable) durante 12 semanas, controlando su presión arterial.

Para examinar los efectos del consumo de sal en la función emocional y cognitiva de los ratones, los investigadores se enfocaron en la fosforilación de la proteína tau en dos regiones de su cerebro: la corteza prefrontal y el hipocampo. También estudiaron la activación de los sistemas Ang II-AT1 y PGE2-EP1 en la hipertensión y el deterioro neuronal y conductual inducidos por el consumo elevado de sal.

Los resultados fueron “notables y alentadores”, afirman. Después de consumir la dieta rica en sal, los cerebros de los animales mostraron alteraciones bioquímicas más allá de la adición de fosfatos a la proteína tau. La PSD95, una proteína que desempeña un papel fundamental en la organización y el funcionamiento de las sinapsis cerebrales, y la CaMKII, relacionada con la señalización cerebral, se vieron afectadas. Estos cambios bioquímicos anómalos se revirtieron mediante la administración del fármaco antihipertensivo losartán.

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