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Sectas en Canarias: hay cerca de 70 en activo, algunas peligrosas

El experto Manuel Pérez alerta de las consecuencias que originan a sus adeptos: daños psicológicos, depresión, ideas suicidas..., además de las económicas y laborales
Sectas en Canarias: hay cerca de 70 en activo, algunas peligrosas
Manuel Pérez, psicólogo experto en el fenómeno sectario, grupos o entornos donde hay abuso y daño psicosocial a las personas. / Foto: Fran Pallero

En Canarias existen unas 70 sectas en activo, algunas peligrosas, siendo la cuarta comunidad española con más grupos de esta índole en el territorio nacional, después de Valencia, Barcelona y Madrid. El experto Manuel Pérez alerta de que habitualmente pueden llegar a provocar daños psicológicos, además de consecuencias económicas y laborales. El abuso emocional que ejercen las sectas sobre sus integrantes puede derivar en daños psicológicos, depresión mayor, ideas suicidas o falta de comunicación.

Tristemente, hay sectas apocalípticas que pueden llevar a sus miembros a la muerte en suicidios o asesinatos en masa, un hecho que se ha repetido en numerosas ocasiones. La última, recientemente en Kenia con más de 200 fallecidos.

Manuel Pérez, psicólogo y fundador de Cultus Formación, señala que “son grupos que están entre nosotros, en las ciudades, y lo que hacen es mantenerse en la discreción, por eso no sabemos dónde están, o solo nos muestran una parte de sus actividades”. Estos grupos aceptados en la sociedad “nos dejan ver lo que ellos quieren y ocultan todo lo demás. Nos van a mostrar la parte más deseable, una parte bastante bondadosa. La mayoría ofrecen un mundo mejor, buenos valores, crecimiento de la persona, pero cuando son desarticuladas por las fuerzas policiales salen a la luz lo que ocultan, toda la presión económica, las posibles manipulaciones psicológicas, etcétera”.


“Hay unas estrategias de persuasión y manipulación sutil desde el principio -añade- encaminadas a lograr el deseado por la organización, llegando a un punto en el que la persona pierde la individualidad, su percepción de la realidad y entonces se hace totalmente dependiente del grupo, lo que se denomina dependencia existencial, tanto es así que si logra salir del grupo sectario no sabría qué hacer, les generan una dependencia existencial, encontrarán muchas dificultades, demonios y miedos. Los que intentan salir también tienen miedo o reciben amenazas del líder o su cúpula, y otros tienen un sentimiento de vergüenza, de culpabilidad por caer en su red”.


Cuestionado por cómo surgen estos movimientos, Pérez asegura que “son vinculaciones sociales bastante naturales”. “Todos nos vinculamos con algo en concreto -expone-: a diferentes valores, a progresar en el trabajo o a nivel personal, a querer defender algún derecho…”.


Uno de los mitos más comunes es vincular los movimientos sectarios al ámbito religioso. “Se trata del predominante, pero no es el único, también las hay de tipo empresarial, político, cultural o deportivo. Las sectas tienen diferentes caracteres que atraen inicialmente al individuo y luego es cuando el grupo ya empieza a adquirir tintes de privación de la libertad, de control mental sobre sobre sus adeptos”. De igual modo, son grupos que “seguirán surgiendo porque cubre la vinculación social que necesitan muchas personas”. Además, el surgimiento de estos grupos puede ser “espontáneo o puede ser pensado, creando un grupo para determinados fines. Entonces, si es así, habrá una influencia clara del líder y habrá unas estrategias y objetivos sobre las personas que van entrando”.


Sobre los patrones de actuación que desarrollan estos grupos sectarios, el experto afirmó que “se observan en general las mismas técnicas y actúan de la misma manera. En algunas hay drogas, en otras no hay un componente religioso, pero recoge diferentes ideologías, temáticas y contextos con la intención de manipular a sus adeptos. La secta por definición son grupos cerrados que van privando de libertad a sus miembros logrando modificar o quitar la identidad del afectado, destruyen su personalidad y, a partir de ahí, llegar a los fines del grupo”.


En relación a los motivos que tiene el grupo o el líder de estas organizaciones, el psicólogo afirmó que “en la mayoría de las ocasiones el fin es económico, los adeptos pueden llegar a perder su dinero y propiedades, porque todo lo que tienen va a parar a la organización. También a trabajar voluntariamente durante muchos años para la organización, malviviendo mientras los líderes acumulan riqueza y una vida pletórica”.


Asimismo, hay intereses personales “y un aprovechamiento de tipo sexual, con abusos a mujeres y también a veces a niños”. Tradicionalmente hay “una estructura patriarcal”, dominada por un hombre o grupo de hombres que manipulan a los adeptos. También hay en ocasiones objetivos individuales “de liderazgo grupal, de trascender su mensaje y personalidad a sus seguidores, como un grupo mesiánico” y suelen ser los grupos más peligrosos “pueden llevarles a cometer delitos, suicidios o asesinatos colectivos”, en el caso de las sectas destructivas.


Cuando un individuo entra en una secta no solo él es el afectado, también lo es su familia y el entorno. Para Manuel Pérez, “vemos que las víctimas son tanto la persona que entra como sus familiares. Pueden entrar padres, madres, hijos. Ese dolor y sufrimiento favorece las rupturas familiares, aparecen los problemas económicos… Los grupos sectarios tienen como uno de sus objetivos fundamentales la desvinculación de sus adeptos de sus familias y el entorno. Comenzarán a adquirir unos hábitos de vida diferentes, empezarán a aislarse, a gastar mucho tiempo en un lugar, no dirán dónde están ni qué contenido están consumiendo, empezarán a hablar de un grupo de personas, de un retiro espiritual, de acudir a terapia, se ausentarán cada vez más de su entorno cotidiano, como una especie de enamoramiento, y será difícil intervenir, pues si se sienten atacados o no comprendidos, se distanciarán aún más y se arroparán en esa nueva familia o comunidad”.

Podemos caer
No hay un individuo que tenga más predisposición a entrar en un grupo sectario. Sin embargo, hay factores que pueden ser aprovechados por los captadores. “Todos podemos caer en un momento determinado y no se puede hablar de unas personas en concreto. La mayoría de los grupos van a tener un producto que a nosotros como individuos nos va a resultar atractivo debido a nuestra curiosidad. Hay algunos factores que tienen que ver con la vulnerabilidad de la persona, por ejemplo si no tienes trabajo necesitarás mejorar tu formación laboral, o mejorar nuestras finanzas a través de cursos, si quieres crecer personalmente en algún terreno pues te irás acercando a esos sitios de crecimiento, talleres de desarrollo personal, retiros espirituales y de soledad.


La mayoría de los grupos han desarrollado estrategias para pillarnos en este u otro tema de nuestra búsqueda personal. Al contrario de lo que se cree, la mayoría de las personas que forman parte de los grupos sectarios actualmente tienen estudios universitarios e inquietudes sociales, filosóficas y de cambiar la sociedad. También hay grupos sectarios determinados para colectivos especialmente vulnerables, como los de drogodependientes, etcétera, en los que no buscan la parte económica sino la explotación laboral”.

El paraíso de las sectas en Canarias

Canarias es un territorio propenso a este tipo de grupos. Cuestionado por este hecho, el experto afirmó que nuestra sociedad está predispuesta a abrirnos por “la interculturalidad, el movimiento de personas tanto europeas como el movimiento afrocubano, todo hace que haya mucha costumbre de contar con diferentes tendencias religiosas, porque somos muy diversos en esta comunidad. Además desde 1970 se han establecido personas a mirar nuestra orografía, a mirar las energías de las Islas, ya que Canarias es un punto energético a nivel mundial para el tema de la Nueva Era, además de la relación de los volcanes y el mar, todo esto es muy atractivo para quienes se dedican a mejorar todas las sanaciones energéticas. Es bastante fácil crear grupos legalmente en España, no estamos observando si este grupo es de tal manera, funcionan más o menos con tranquilidad por una cierta incultura a la hora de controlarlos”.


Canarias también ha tenido algunas sectas peligrosas y es recordado el intento de suicido colectivo de 1998 en el Teide. La llegada del año 2000, y el consecuente cambio de milenio, hizo que proliferaran todo tipo de grupos que anunciaban el fin del mundo. Cientos de personas se suicidaron en rituales colectivos. En Tenerife la secta que dirigió la psicóloga alemana Heide Fittkau-Garthe quiso realizar un suicidio colectivo en el Teide para que sus cuerpos los recogiese una nave extraterrestre que les trasladara a otro mundo. Más de 30 personas, entre ellas cinco menores, se desplazaron al Teide, aunque la Policía Nacional, alertada por la Interpol, detuvo este intento.


Sin embargo no es el caso más impactante, en 1978 en Guayana, 900 seguidores del Templo del Pueblo, fanáticos de Jim Jone, bebieron un refresco con cianuro.


También fue mediática hace 30 años el mortal asedio de 51 días en Waco (Texas) a la secta derivada de los davidianos. O la muerte en California de 39 adeptos de la primera secta religiosas de internet. Creían que sus almas liberadas ascenderían a una nave espacial que viajaba en la estela de un cometa cercano a la Tierra.

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