Crece la preocupación en el seno de la UDG Tenerife Egatesa, que a falta de un mes y medio para el arranque de la Liga F sigue sin saber donde jugará sus primeros partidos como local. Las obras de La Palmera llevan su tiempo, y el representativo canario de fútbol femenino mendiga un terreno de juego para poder jugar sus partidos, en el supuesto de que el feudo sureño no esté listo para acoger el primer partido de Liga.
La directiva sureña ha solicitado jugar estos primeros partidos en la Ciudad Deportiva, pero se ha encontrado con la oposición del representativo masculino en boca de dos pesos pesados de la entidad blanquiazul: el presidente, Paulino Rivero, y el máximo accionista de la entidad, José Miguel Garrido.
Ambos han manifestado públicamente que no es posible ceder la Ciudad Deportiva a la UDG Tenerife Egatesa, por la cantidad de equipos de la cadena de filiales que juegan allí. Sorprende esta postura del CD Tenerife, ya que siempre se ha dicho por los distintos representantes del Cabildo, que el uso de la Ciudad Deportiva sería para el fútbol base tinerfeño. Y en esta ocasión, que un equipo femenino de Tenerife necesita de las mismas por razones de fuerza mayor, se encuentra con una respuesta negativa difícil de entender, y que ha generado muchas reacciones en la sociedad tinerfeña.
Por ello, el equipo femenino con más categoría de Canarias solicitará alternativamente al Cabildo Insular el uso del Heliodoro, el cuál le corresponde en base a lo dispuesto en la ordenanza que regula su uso.
Ahora la pelota está sobre el tejado de la corporación insular, que se tendrá que mojar para arreglar este entuerto que no es del gusto de nadie.
Tanto el Estadio como la Ciudad Deportiva son propiedad del Cabildo, y la corporación tiene que mover ficha ante la problemática que vive un equipo tinerfeño que compite en la élite, y que lleva el nombre de Granadilla, Tenerife y Canarias por toda la Península.
Las chicas se lo han ganado en el campo, y de continuar esta problemática se produciría un agravio comparativo del que salen notoriamente perjudicadas por el hecho de ser mujer.
Esperemos que alguien ponga cordura a este despropósito, y las aguas vuelvan a su cauce.