Marco Antonio Navarro Tacoronte, también conocido como el Mediador por el caso del mismo nombre, estuvo en prisión cumpliendo una pena de un total de siete años y seis meses tras ser considerado como autor de una serie de delitos cometidos en Fuerteventura durante los primeros años del siglo en curso, tal y como se recoge en una sentencia del Tribunal Supremo cuya copia obra en poder de DIARIO DE AVISOS y que está fechada en 11 de noviembre de 2008.
Concretamente, dichos delitos consistieron en dos robos con fuerza acaecidos en una nave de una empresa que comercializaba los populares donuts en la isla majorera y en una gasolinera, así como otro atraco, este con violencia e intimidación, en una instalación similar de distribuidores de Matutano, para terminar la serie con una estafa que consistió en duplicar hasta 31 tarjetas bancarias para costearse gastos propios.
Es de menester aclarar que dicha duplicación de tarjetas obedece a hechos diferentes (que no muy distintos) a los que motivaron su reciente arresto en un hotel del sur de Gran Canaria por una orden de busca y captura dictada desde un juzgado de Lanzarote harto de no poder comunicarle que va a ser juzgado otra vez por lo mismo.
Aunque no es una novedad que Marco Antonio Navarro Tacoronte contaba con un abultado expediente penal, lo que hoy centra la atención son los detalles sobre estos hechos delictivos, que arrancan (siempre en escrupuloso respeto al contenido de la referida sentencia del Supremo) cuando en la madrugada del 4 al 5 de octubre de 2003 el ahora conocido como mediador, en compañía de otro, “forzó con una palanca la puerta de acceso a una nave industrial de la empresa Panrico Donuts Canarias SL, sita en El Matorral, y accedió a la misma entrando en la oficina por la ventana, forzando el cajón del escritorio y sustrayendo 3.000 euros”, como considera probado el alto tribunal.
Este delito está ligado procesalmente a otro cometido a finales del mismo mes por Marco Antonio Navarro Tacoronte y el mismo compinche, quién vigiló si alguien se aproximaba mientras el Mediador “se introdujo en la oficina [de una estación de servicio de Repsol sita en el kilómetro número dos de Puerto del Rosario] y valiéndose de las llaves [anteriormente sustraídas] se hizo con un botín de 39.000 euros correspondientes a la facturación que se encontraban en la caja fuerte, sin que se haya recuperado el dinero sustraído”.
El delito más grave, un robo con violencia e intimidación, tuvo lugar el 12 de noviembre del mismo año, cuando ambos atracaron un almacén de Matutano ubicado en el polígono industrial de La Hondura en Puerto del Rosario. Esta vez intercambiaron los papeles, porque mientras Marco Antonio Navarro Tacoronte entretenía al encargado (cuya amistad se había granjeado previamente), su cómplice, “llevando puesto un pasamontañas para dificultar su identificación, se dirigió a la oficina y sustrajo 1.900 euros que se encontraban en un armario y los guardó en una bolsa, y al verse sorprendido por una auxiliar administrativa de dicha empresa, se dirigió hacia ella blandiendo una porra y le dijo Tú ven aquí y agáchate a la vez que la redujo y la sentó en el suelo poniéndole los grilletes que llevaba y esposándola a una estantería”, tras lo cual se llevó también “su bolso que contenía cartera, gafas de sol y 30 euros”.
En cuanto al tercer delito que nos ocupa, considera igualmente probado el Tribunal Supremo (que ratificaba así una sentencia anterior de la Audiencia Provincial de Las Palmas) que Marco Antonio Navarro Tacoronte, en connivencia con la dueña de dos locales que explotaba en Fuerteventura y que contaba con sus respectivos terminales de punto de venta (TPV datáfonos), “aprovechando la previa instalación de dichos terminales se hicieron con varias tarjetas de crédito duplicadas fraudulentamente a sus legítimos titulares (…) realizando los días 2 y 3 de febrero de 2004 un total de 31 transacciones simulando las firmas de sus titulares, logrando que les fueran autorizadas operaciones por valor de 11.610 euros respecto a las emitidas por Barclays Bank y por 6.530 euros las emitidas por el National Westminster Bank, que se hicieron efectivas en una cuenta de CajaCanarias a nombre de ella, repartiéndose las ganancias”.
En esta ocasión se vieron inicialmente involucrados, de una u otra manera, hasta cuatro miembros de la Policía Nacional (uno de ellos un inspector), falsamente, dado que pese a las pesquisas abiertas por Asuntos Internos y los propios juzgados, todos ellos resultaron absueltos al entender que no habían cometido delito alguno. En la sentencia del Tribunal Supremo que cimenta esta información se condenó a Navarro Tacoronte a dos años de prisión por robo con fuerza continuado en la nave de Donuts y la gasolinera, a tres años más por el robo con violencia y/o intimidación que tuvo lugar en el almacén de Matutano y a dos años y seis meses de cárcel por la estafa de las tarjetas de crédito ya descritas.
Ahora Navarro Tacoronte tendrá que afrontar un juicio en Lanzarote por presunta duplicación de tarjetas bancarias, mientras que el caso al que da nombre hoy versa sobre la presunta comisión de los delitos de cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, falsificación de documentos y organización criminal.
La defensa del Mediador siempre se basó en involucrar a unos policías
Dado que el caso Mediador aún se encuentra en fase de instrucción, dista mucho para establecer con certeza paralelismos con el pasado delictivo de Marco Antonio Navarro Tacoronte que hoy nos ocupa, pero no deja de llamar la atención cómo finalmente se redujo a las condenas impuestas al ahora conocido por dicho alias, su compinche en los robos y la coautora de la duplicación de tarjetas, se iniciara como un caso de presunta organización criminal en la que se vieron envueltos varios funcionarios de policía.
Sin embargo, una clave para comprender mejor este relato se encuentra en la sentencia que la Audiencia de Las Palmas dictó al respecto y en la que se descarta tal asociación ilícita, porque “para acreditar la existencia de ese delito contamos únicamente con las declaraciones incriminatorias del coimputado Marco Antonio Navarro Tacoronte”.
Resta aclarar que estos delitos cometidos a principios de siglo, ya juzgados y condenados, no cuentan como antecedentes penales computables en caso de que finalmente también resulte condenado por el llamado ‘caso Mediador’.