Llega un momento en que uno tiene la mente en blanco. Será por el calor. El otro día debí sufrir un ictus pasajero y durante tres minutos no me acordaba del nombre del entrenador del F.C. Barcelona. Dada mi afición inveterada al fútbol, esto parece imposible. Estaba bañado en sudor por la humedad del Puerto –yo rara vez sudo- y me olvidé del nombre de Xavi Hernández. Cuando recuperé el tino me asusté un poco, porque me da que el cerco se va estrechando, aunque dicen que estos lapsus no tienen nada que ver con enfermedades mentales o derrames cerebrales. Lo dicen en Internet y lo dice un amigo mío médico, aunque me temo que sufre parecidos lapsus y que se está curando en salud. Me quedé completamente vacío, como si no tuviera nada en la mente, aunque debo decir que la cosa no duró mucho; eso, tres minutos o así. Puede ser también que todo se deba a que estoy viendo una serie mexicana de acción y ya voy por el capítulo veinticinco. Y me temo que quedan algunos más, así que voy a bajar dos rayitas el tono, como dice en la propia serie un bandido, presidente de México en la ficción, llamado Epifanio Vargas, me parece. Pero, miren, el serial te permite contemplar paisajes de la América nuestra y de la pinche herencia que dejamos. Porque hay que ver, ¿eh?, la melodía que quedó atrás de nuestras conquistas. Espero que mi vacío mental, que gustosamente les traslado, sea cosa del caluroso agosto de este 2023, que no nos ha traído nada bueno. Estoy bastante chimbo para escribirles de cosas serias, lo reconozco. Como reconozco que a ustedes, desocupados lectores, les encanta que yo cuente lo que me ocurre cada día. A ustedes y a Xavi Hernández.