Desde hace mucho, zonas de las vertientes norteñas de Canarias, cuyo mar suele ser más bravío que en el Sur, muestran los efectos de la contaminación del suelo marino, del agua oceánica y, en general, las consecuencias del desarrollo urbano y los vertidos de todo tipo.
En puntos como Mesa del Mar (Tacoronte), el Valle orotavense, la Isla Baja y otros del norte de Tenerife, por ejemplo, eran muy habituales las manchas de lo que popularmente se denomina “nata” y que, en el Puerto de la Cruz, contrastaban desde los años 60-70 con lo que debería ser una imagen turística adecuada.
Las escenas habituales en zonas como Martiánez (Puerto de la Cruz), El Pris (Tacoronte), Bajamar-La Punta (La Laguna), San Juan de la Rambla, la zona de El Socorro (Los Realejos), Los Silos y otras han ido extendiéndose en las últimas décadas cada vez a más sitios, según constatan distintas cofradías de pescadores, vecinos y las administraciones.
Sin embargo, la situación ha empeorado aún más en los últimos años y, como ocurrió de este martes al miércoles, con cambio claro en la fuerza del oleaje y mar de fondo, el muelle portuense, por ejemplo, dejó ayer estampas nada edificantes, como muestra la imagen que acompaña a esta información, tomada en la mañana de ayer.
Capas de grandes dimensiones y alta densidad de restos como la de esta foto se podían ver ayer desde otros puntos del Valle orotavense y, según se admite desde el Gobierno regional, es uno de los motivos por los que la lucha contra los vertidos y la contaminación en general se ha convertido en una de las prioridades del área de Transición Ecológica.
El mal estado del mar hizo que, en las playas más concurridas del Norte tinerfeño, las manchas de aguas residuales, espuma de vertidos y otros restos contrastaran ayer con los turistas que buscaban un baño en el Atlántico, pese a que haya cambiado el tiempo y las nubes se alternen ahora con el sol tras un intenso verano en pleno octubre. En el muelle portuense, otros visitantes trataban también de darse un chapuzón evitando la considerable mancha de “nata”, que no paraban de fotografiar mientras algún pescador intentaba sortearla a ver si había suerte.
Estas imágenes se unen a las de Los Abrigos de este verano, que impresionaron, y a los cierres de playas en El Médano y Punta Brava. Cofradías como la portuense han alertado de la creciente situación al Ejecutivo regional y confían en que se tomen medidas eficaces y urgentes.
El Gobierno de Canarias quiere ayudar a los ayuntamientos (las administraciones con más competencias) a legalizar y acabar con el mayor número de vertidos incontrolados posible. Para ello, la dirección general de Transición Ecológica está dispuesta a aportar financiación y asesoramiento con personal.
Además, utilizará drones y submarinistas para detectar nuevos vertidos en una lucha que, sin embargo, requiere de la implicación de todos y sobre la que la UE, al igual que con la gestión de los residuos, está muy pendiente, sobre todo tras la denuncia presentada a principios de este año por la Asociación Canaria de Consultores Medioambientales después de conocerse que, de los 434 emisarios detectados en las Islas, solo 123 tenían autorización.