En la ciudad de Trujillo, Perú, una madre preocupada llevó a su bebé de 10 meses a un centro médico debido a su llanto persistente. La sorpresa en el hospital fue extraordinaria: la pequeña habría ingerido un crucifijo de metal.
El equipo médico a cargo de la situación tuvo que realizar una cirugía de emergencia para extraer el objeto. No obstante, la intervención no pudo llevarse a cabo hasta que el estómago de la niña estuviera vacío, lo que llevó a un lapso de 6 horas antes de que pudiera ser llevada al quirófano.
Durante la operación, los médicos realizaron una endoscopia terapéutica en la niña, requiriendo la colaboración de anestesiólogos y un gastroenterólogo para llevar a cabo el tratamiento quirúrgico.
Después de pasar varias horas en el quirófano, el equipo médico logró extraer con éxito el crucifijo del esófago de la bebé. La madre de la niña comentó que no entendía cómo su hija había alcanzado y tragado la cruz metálica sin que nadie se percatara.
Es importante señalar que los bebés suelen comenzar a consumir alimentos sólidos entre los 4 y 6 meses, por lo que la capacidad de la niña para ingerir el objeto no era tan inusual.
La Mayo Clinic explica que entre los 8 y los 10 meses, la mayoría de los bebés pueden consumir pequeñas porciones de alimentos sólidos como bayas, verduras, pastas, quesos, carnes bien cocidas, galletas para bebés y cereales secos.