Canarias detecta precozmente unos 1.400 casos de violencia de género de media cada año, de los que 1.100 (el 78,57%) son diagnosticados por los médicos de cabecera en el archipiélago, es decir, en el ámbito de Atención Primaria (AP).
Así se ha puesto de manifiesto en la rueda de prensa que la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, y la directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud (SCS), Antonia María Pérez, han realizado para presentar la actualización del protocolo de detección y actuación sanitaria ante la violencia de género en Atención Primaria, coincidiendo con la semana en la que se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre).
Es por ello que el ámbito de Atención Primaria se considera como el área “idónea” para una detección precoz de la violencia de género ante, dijo la consejera, esa relación de “cercanía” entre los profesionales de salud y las pacientes.
Añadió que la actualización de este nuevo protocolo, que se suma al de los hospitales, contempla un enfoque de género multidisciplinar y multisectorial con pauta de actuación “normalizada y homogénea que va a favorecer” esa detección precoz de la violencia de género, así como las valoraciones y las intervenciones en cada uno de los casos.
EL PROTOCOLO INCORPORA EL CUESTIONARIO WAST
La actualización del protocolo tiene su principal novedad en la incorporación del cuestionario Women Abuse Screening Tool (WAST), que funciona ya en otras comunidades autónomas –Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Galicia, La Rioja, País Vasco y Murcia–.
Este cuestionario, según explicó la directora de Programas Asistenciales del SCS, Antonia María Pérez, está “validado” y es “muy importante” porque permite “mejorar” la detección con preguntas “ágiles, sencillas, concretas, directas, que facilitan la identificación de posibles casos”.
Además se trata de una herramienta de cribado y diagnóstico que puede realizar “cualquier profesional sanitario” y que se incluirá en la historia clínica electrónica de la paciente, por lo que en los próximos meses los sanitarios recibirán la formación necesaria,
Pérez explicó que el documento, que se prevé que esté activo en enero de 2024, recoge las formas más frecuentes de presentarse la violencia de género en la atención a situaciones de especial vulnerabilidad, tales como el embarazo, mujeres mayores, migración, adicciones, discapacidades, adolescentes y jóvenes, así como situaciones de exclusión social, prostitución y las repercusiones en la salud física, psicológica, sexual y reproductiva o social, entre otras.
Además aborda las consecuencias en la salud de los hijos y las repercusiones en los sanitarios que tienen que tratar con este sufrimiento y este trauma al tiempo que recoge los “obstáculos” para identificar e intervenir y propone acciones de sensibilización y prevención.
En este sentido, indicó que el protocolo también tiene algoritmos, tanto para mujeres que acuden a la consulta por cualquier motivo como para las pacientes atendidas sin cita por lesiones físicas, alteraciones emocionales o violencia sexual, entre otros, “se reconozcan o no como víctimas de violencia de género”.
Así además del cuestionario WAST otra herramienta principal en la detección precoz de la violencia de género es la entrevista clínica, la inclusión de los indicadores de sospechas como el abuso de psicofármacos, lesiones frecuentes, depresión, ausencia del control de fecundidad, insomnio, ansiedad, bajas laborales reiteradas e incumplimiento de citas, entre otros.
Al respecto, apuntó que entre los indicadores “más frecuentes” se encuentran las “incongruencias” entre el tipo de lesión y la explicación de la causa, el retraso en la demanda de asistencia por lesiones físicas, hematomas, así como cuando la mujer está temerosa, evasiva, con vergüenza, quitando importancia a sus lesiones y si está presente su pareja el que esté temerosa en las respuestas, busque su aprobación o que ésta sea controladora y solicite estar presente.
MUJER SIN PELIGRO EXTREMO O CON PELIGRO EXTREMO
Una vez recogido todo lo analizado y los datos del cuestionario se llegará a una conclusión diagnóstica. En caso de que se acuerde de que es una mujer sin riesgo actual de violencia de género, se informará a la persona y se le dejará la “puerta abierta” por si lo necesitara, repitiendo el protocolo “pasados dos años o antes si aparecieran indicadores de sospecha”.
En caso de determinar que se trata de una mujer en sospecha, el protocolo plantea valoraciones y un plan concreto de intervención, así como de seguimiento; mientras que si se considera que es un caso de mujer que sufre violencia de género se realiza una serie de valoraciones, entre ellas la de peligro-seguridad, determinando entonces si se trata de víctima de violencia de género sin peligro extremo o con peligro extremo.
En ambos casos, puntualizó Pérez, se plantea un plan de intervención “diferenciado y específico”, apuntando que en los casos de sospecha fundada de violencia de género o si es víctima y tiene hijos menores a su cargo, o personas dependientes, se debe informar a o bien a “pediatría o bien a trabajo social, o ambos, y realizar las oportunas actuaciones coordinadas”.
El protocolo también contempla los aspectos legales y la red de recursos públicos especializados en atención social a las víctimas de violencia de género de Canarias. De todos modos, matizó que si se considera víctima de violencia de género en peligro extremo hay que denunciarlo a la fiscalía, hacer el protocolo y el parte de lesión; si no es extremo apuntilló que en lo que se entrar en un plan de intervención.
PERSONAS EN HOSPITALES SIN ESTAR HOSPITALIZADAS
Por otro lado, la consejera de Sanidad, Esther Monzón, indicó que se prevé aprobar próximamente una estrategia, que ya se encuentra en borrador, para la atención a personas que están ocupando cama hospitalaria con el alta médica, siendo esta una situación que “se cronifica y que va a más”.
Monzón no puedo avanzar mucho sobre el borrador pero expuso que el objetivo del mismo es que haya un sistema de atención a estas personas y que “no sean camas sanitarias”, para lo que se persigue que “siempre haya un hueco en dónde poder derivar a esas personas y que las camas sanitarias sean ocupadas por pacientes agudos que necesiten de esa cama”.
En este sentido, admitió que el objetivo es llegar al 100 por 100 de esas personas que ocupan las camas sanitarias sin estar hospitalizados pero matizó que tiene que “ser progresivo” porque Canarias “no” dispone de infraestructuras y será una “derivación progresiva a medida que vayan existiendo y desarrollando ese marco pero el objetivo final es que haya un sistema donde estas personas, con estos perfiles, puedan estar y que no estén en el sistema sanitario”.
Actualmente la media de personas en cama hospitalaria sin estar hospitalizados señaló que es de unos 550 pacientes.