Son cada vez más los expertos en áreas clave del desarrollo humano los que coinciden en señalar la nutrición como uno de los aspectos con impacto fundamental en la capacidad de cualquier persona de desarrollar una vida más larga y plena. Por tanto, para tener éxito como sociedad, debemos establecer estrategias para inculcar elementos relacionados con la nutrición a cada uno de sus integrantes desde edades muy tempranas.
El desarrollo industrial de décadas pasadas provocó profundos cambios en las sociedades, entre ellos la migración masiva de personas desde los entornos rurales hacia las ciudades.
Una de las consecuencias de esta migración fue el nacimiento y desarrollo de la industria alimentaria. Surge la necesidad de transportar los alimentos desde su origen hacia los núcleos urbanos y también la de mejorar su conservación durante el transporte y almacenaje en esos núcleos. Esto produce un proceso de desconexión entre las personas y los alimentos que comen.
Con el tiempo, esa industria sofistica aún más sus productos y amplía su oferta, lo que profundiza esa desconexión hasta que la mayoría de personas pierden la capacidad de identificar los alimentos en crudo y olvidan sus propiedades nutricionales.
El acceso durante años sin restricciones a una variedad de productos procesados y la falta de información centralizada sobre cuáles consumir y cómo combinarlos en una dieta equilibrada, han acabado por provocar que la obesidad y las enfermedades relacionadas con la alimentación se disparen entre la población, cada vez a edades más tempranas. La obesidad infantil, por ejemplo, es un problema serio en muchos países desarrollados.
De alguna forma, la sociedad delegó la labor formativa e informativa sobre nutrición en la industria alimentaria, que no nació con ese fin, aunque cada vez se esfuerza más por ejercerla responsablemente.
Por tanto, se hace obligatorio reevaluar cómo educamos a nuestros menores en aspectos relacionados con su nutrición para construir sociedades de personas más saludables y libres de enfermedades.
Para ello, es esencial un enfoque nutricional equilibrado desde la infancia. Debe incluir una importante variedad de frutas y de verduras, granos enteros, proteínas tanto de origen animal como vegetal, lácteos y grasas saludables.
Igual de importante será ajustar las porciones a las necesidades de crecimiento y actividad reales de cada niño o niña, recordando que cada caso es un mundo aparte.
¿Qué están haciendo los gobiernos?
A pesar de que cada vez hay más concienciación sobre los riesgos del sobrepeso y la malnutrición infantil, los esfuerzos para abordar este problema siguen sin ser sistemáticos.
Países como Bélgica, Chile, Finlandia, Francia, Hungría y México han comenzado a establecer políticas para abordar la obesidad, como impuestos a las bebidas azucaradas a los alimentos ultraprocesados y reglas para etiquetados más fáciles de comprender.
Japón va a la cabeza, incorporando formación nutricional en los planes de estudios. En Finlandia, los almuerzos escolares son una extensión de las aulas, y se aprovechan para inculcar hábitos alimenticios saludables de forma práctica y cotidiana.
El enfoque en España y en Canarias
En España estamos viviendo un creciente interés sobre la nutrición por parte de las instituciones educativas que empiezan a incorporar educación nutricional práctica y teórica para que niños y niñas valoren y disfruten de una dieta balanceada y saludable.
En Canarias existen programas para la prevención de la obesidad infantil mediante los cuales los centros escolares reparten en sus aulas alimentos frescos y de temporada e imparten talleres educativos para los alumnos en agricultura, ganadería y hábitos alimentarios.
Educación nutrición desde casa
Más allá de la educación nutricional que empieza a recibirse en los colegios, es en los hogares donde los progenitores deben desempeñar el papel fundamental. Involucrar a los niños y niñas en todas las tareas relacionadas con la comida para crearles una base sólida que los ayude a tomar decisiones alimentarias informadas y saludables.
Tratando la nutrición como un juego en sus edades más tempranas debemos lograr dotarles de una poderosa herramienta para que puedan desarrollar una vida más plena, saludable y longeva.
Pequeñas acciones diarias para un futuro saludable
- Llevarlos al supermercado
Si los menores colaboran a la hora de hacer la compra en el supermercado y eligen las frutas y las verduras, se estarán familiarizando con estos alimentos y les será más fácil comerlos. Convertir el viaje al supermercado en una ocasión preciosa en la que explicarles qué alimentos son mejores para su salud y para que crezcan fuertes y sanos. Que puedan, por ejemplo, discriminar alimentos de los lineales por colores en su etiquetado nutricional.
- Compartir tiempo en la cocina.
Cuando los niños participan en la cocina, cuando ellos mismos han cortado, pelado y cocinado las verduras y las frutas, es mucho más probable que las prueben y las coman luego en la mesa. Al cocinar se sentirán orgullosos de sus elaboraciones e irán probando cada vez más tipos de alimentos.
Cocinar se convertirá en una de sus actividades favoritas y al mismo tiempo lograrán un mayor desarrollo psicomotor, autonomía, autoestima y fomentando su creatividad y su paciencia.
- Comer en familia y que experimenten con los alimentos.
La comida debe ser un momento de encuentro, de disfrute y de aprendizaje. Adultos y menores en la misma mesa y con la misma comida para todos, sin excepción. Será una oportunidad de inculcar hábitos saludables y de probar nuevos platos.
Existe un enfoque innovador en la alimentación infantil que es el Baby Lead Weaning (BLW). Un método de educar más que de alimentar, que permite que los niños y niñas desde los seis meses participen activamente en su alimentación, siendo el propio bebé quien experimenta con la comida, descubriendo texturas y colores, fomentando así una relación positiva con la comida.
- Ser su mejor ejemplo
Una nutrición infantil saludable en casa empieza por dar ejemplo. De nada sirve decirles que coman verduras y frutas si sus progenitores no las comen. Sentirán curiosidad y en su afán de imitación las comerán.
Hay que ofrecer diferentes formas de cocinado: al horno, al vapor, en sopas y cremas, crudas,… Existen infinidad de libros y webs de recetas para inspirarte.
La clave está en inculcar no solo el ‘qué’ sino el ‘cómo’ y el ‘por qué’ comer lo que se come. Establecer rutinas alimentarias y entender la importancia de cada grupo alimenticio son pasos fundamentales en este viaje.
Conclusión
En definitiva, invertir en la educación nutricional de los niños y niñas es construir una base sólida para su futuro y el de la sociedad en su conjunto. Una sociedad de personas sanas y más felices es una mejor sociedad en todos y cada uno de sus aspectos.