Me lo merezco…me lo merezco porque dudo que haya alguien que quiera más a esta ciudad que yo. Esta ciudad me formó tal como soy, me educó, me imprimió su sentido del humor, que es importante, y yo me siento que soy esta ciudad. Soy un prototipo de esta ciudad.
Antes de seguir con la exposición, yo quisiera hacer un recordatorio de aquellos que hoy hubieran disfrutado estando conmigo en este acto. Mi padre, que hoy se sentiría muy orgulloso de que su hijo fuese distinguido con el título de Hijo Predilecto de su ciudad. Como verán no leo nada…porque él no me hubiera perdonado que yo saliera con un papel. Él me educó a que cuando se hablara en público, había que salir a desmembrar el corazón, a decir lo que sintieras y que no deberías apoyarte en papeles. Así lo aprendí…y lo hago siempre como homenaje a él. Va por ti, Papi.
Mi madre hubiera dicho que a ella estas cosas la ponían muy nerviosa y hubiera solventado el problema con una bandeja de huevos moles. También mi suegra Paquita, que siempre decía que yo era como su hermano pequeño y que hoy estaría aquí felíz, presenciando este reconocimiento.

Después hay seis amigos, que hoy estarían aquí disfrutando, tanto como yo, en este acto. Ellos me enseñaron, de alguna manera, a querer a Santa Cruz.
Joaquín Casariego, brillante arquitecto, que hoy estará proyectando frentes marinos en otro planeta. Él me enseñó la magia de la Plaza de los Patos y del carrito de Paco, lugar clave en una época de esta capital…y me hizo querer más a Santa Cruz. Juanín Ravina, que desde que he tenido uso de razón lo he sentido a mi lado…fue mi primer amigo. Miguel el Napi, fundador de los Sabandeños, que me enseñó la noche…me enseñó a cómo desenvolverme en ella…y con quién consumí muchas noches en Casa Manolo el Gallito, que era donde se aprendían cosas de esta ciudad. Pablo Milanés, que yo lo traje a cantar a Santa Cruz, por primera vez, en 1977 y que me repetía continuamente “Que linda es tu ciudad…”. Pablo Milanés, que para mí ha sido una Universidad, en lo humano y en lo artístico, se enamoró también de esta ciudad. Y después, había dos que estaban en la lista para estar presentes hoy en este acto y que debe de haberles surgido algo muy importante en otro lado, que ha hecho que hoy no estén aquí. Pepe Rancel, con quién tuve una identificación absoluta y disfrutamos mucho juntos de esta ciudad y nos reímos mucho. De repente, me llamaba por teléfono y me decía cosas como…”Ven, que han brotado los flamboyanes en la Rambla y tienes que verlos…están maravillosos…” Y Salvador Romero “El Pureta”, que desde su pequeña barbería en el Barrio del Toscal hacia un análisis de esta ciudad… un análisis enriquecedor. Yo aprendí mucho de él de lo que era Santa Cruz. Y sobre todo, por la pequeña puerta de su negocio pasaban todos los personajes que había en esta capital. Él había realizado una especie de censo con todos ellos. Eso me llevaba a consultarle muchas cosas de esta ciudad. A ellos se les hizo la noche en la mitad de la tarde y nos dejaron pronto, pero yo siento que aprendí mucho de ellos y sobre todo, aprendí a querer a esta ciudad junto a ellos.
Yo me siento, de verdad, un ser privilegiado por varios motivos. El primero, por la profesión que tengo, que me permite hacer feliz a la gente y eso es un gran privilegio. Después, por el hecho de haber nacido en Canarias. No sé si han reparado en que cuando uno dice que ha nacido en Canarias, produce una reacción de alegría en el que tienes enfrente. Cosa que cuando dices que has nacido en otro sitio, no produces la misma reacción.
Y si aparte de eso, has nacido en Santa Cruz, es otro privilegio en mi opinión, porque es una ciudad con una personalidad abrumadora y además es una ciudad diferente. Uno ha recorrido un poco de mundo y cuando hago comparaciones con otras ciudades, veo que es una ciudad diferente.
Hay otro privilegio que es raro. Es el privilegio de vivir fuera. El vivir fuera te da una visión más objetiva de lo nuestro. Me permite analizar de forma menos apasionada y más justa, las cosas que suceden en nuestra tierra. Y además tiene una particularidad, que es que no existe el deterioro del día a día. Como no tienes ese deterioro que hace que se infravaloren las cosas, juegas con esa ventaja.
Yo cuando vengo aquí sigo mostrando mis amores por las mismas cosas. Se lo digo a mis amigos y me miran raro. Yo les digo…¿Pero ustedes no van todos los días al Parque, aunque sea un ratito?
Yo, cuando estoy en Santa Cruz, procuro ir todos los días al Parque…uno de los lugares más bellos del mundo. Y ahora he descubierto una cosa. Yo iba al Parque de día. Ahora voy de día y también voy por la noche. Porque la otra noche descubrí que de los árboles cuelgan unos letreros de gente vinculada con las artes, que por el día no se ven. Y ahora me dedico a llevar gente por la noche, porque la gente no sabe que eso está ahí y me parece imperdonable que no lo sepan. Y repito, es de una belleza brutal.
Otro de mis privilegios es que la Naturaleza ha sido muy generosa conmigo. No solo me permite cantar en los mismos tonos que hace casi cincuenta años, sino que además me ha dotado de buena memoria.
Yo camino mucho por Santa Cruz. Bueno, yo bajo caminando por Santa Cruz y después subo en Taxi, las cosas como son, pero camino bastante. Y voy reconstruyendo la ciudad tal como la conocí y la viví. Por ejemplo, si yo enfilo desde arriba la Rambla Pulido, voy diciendo mentalmente…”aquí estaba Marpi, la heladería más importante de la Isla…” y si sigo para abajo voy pensando…”y aquí estaba la Farmacia El Chinito” la farmacia más conocida de la ciudad…y enfrente había un comercio que se llamaba “Música y Labores”…el que regentaba el comercio era un señor muy bajito que para llegar al mostrador, atendía subido a una banqueta. Y si sigo para abajo, llegando a la Plaza Weyler, mi memoria me dicta…”aquí estaba la Librería Sixto”, una librería surrealista…pidieras el libro que pidieras, Sixto siempre te decía: “está en el Muelle, el lunes lo tienes aquí”… Siempre, tú entrabas en la Librería convencido de que ibas a salir sin el libro que querías y sabiendo que tenías que volver el lunes a ver si había aparecido.
Y si seguías más abajo, se encontraba uno de los comercios con nombre más alucinante, digno de estar protegido por la ONU…”Manolo, qué barato vendes”. Cuyo slogan publicitario era :”¿Manolo vendes barato? Manolo, qué barato vendes” Era maravilloso.
Si continuaba calle Castillo abajo mi memoria encontraba el local con nombre más refinado de la ciudad… ”Atlántida Tea Room”. Y si ya doblo por la calle del Norte, llego a lo que era el Parque Recreativo, hoy CajaCanarias. El Parque Recreativo era un cine aunque en cierta ocasión, entrando a mano izquierda montaron una Sala de Fiestas que llamaron Tropicana, emulando el Tropicana de La Habana, aunque lógicamente no tenía nada que ver. Yo recuerdo de ver anunciado en Tropicana a Fred Galiana, un boxeador que fue Campeón de España, que quiso hacer sus pinitos como cantante y que tuve la suerte de conocer, recuerdo que en una entrega de premios, y yo se lo recordé y me decía que bueno, que a él le gustaba cantar y tal. Y frente al Parque Recreativo recuerdo que había una sociedad con mucho peso cultural en la ciudad y con una maravilla de nombre: La Masa Coral.
Otra cosa que hago es recuperar los carritos. Los carritos aportaban personalidad a la ciudad. Todos teníamos dos carritos, el de cerca de tu casa y el de cerca del trabajo o del colegio. Para mí, reconstruir con mi memoria el mundo de los carritos me parece maravilloso y sobre todo me detengo en el carrito Machin, que estaba enfrente del Mercado, y que era conocido como la Universidad, donde se producían infinidad de discusiones entre el personal y siempre se terminaba pidiendo a Machín que dictaminara quién tenía la razón.
Yo he disfrutado mucho de Santa Cruz y sigo refiriéndome a ella, como lo hacía cuando me formé. Para mi, Imeldo Serís es la calle Barranquillo y Prolongación 25 de Julio, será siempre Pino de Oro.
Fíjense si yo soy de esta ciudad, que he sido hasta un delincuente santacrucero. A mi me detuvo María la Chivata, cosa que estoy seguro que no le sucedió a ninguno de ustedes. Para las nuevas generaciones, María la Chivata era una furgoneta gris oscura que tenía la Policía Municipal que yo pienso que no debería tener mucha actividad. Se limitaría a cosas como que el Sargento le dijera al policía: Acosta, vaya a la calle la Curva y traiga a un borrachín que está montando bronca y métalo en el cuartelillo. El cuartelillo estaba aquí en el Ayuntamiento, en la calle Méndez Núñez, donde todavía existe una pequeña puerta de hierro.
A mi me detuvo María la Chivata, cuando tenía diez años, por jugar al fútbol en la calle. Me confiscaron el balón y tuve que venir al cuartelillo a recuperarlo tras pagar tres pesetas. Así que yo puedo alardear de que fui detenido por María la Chivata.
Yo tengo un amigo, Chago, que es un filósofo aunque él no lo sabe, que me hace reflexiones de este tipo: Juan Carlos, en Santa Cruz ya no hay petudos…antes en cada barrio había un petudo…y ya no hay petudos… Él no lo dice como un éxito de la medicina actual, sino como un deterioro de la imágen, de la personalidad de esta ciudad. A mi memoria enseguida acuden petudos célebres… Manolo el Petudo, que fue utillero del Toscal C.F. …o Amadita la Petuda, que regentaba un carrito delante del colegio San Ildefonso en La Salle y que nos salvaba la vida con las Mediaslunas y los refrescos en polvo donde mojar la regaliz.
Esto me lleva a definir que Santa Cruz ha sido una fuente inagotable de personajes que se han implicado en su vida cotidiana de forma espectacular. Y no se les ha dado el reconocimiento que creo que merecen. Estoy hablando de Pedrín, Venanceo, Paco Zupo, El Satán, Tito el Tocineta, Nacho el Gofio, el Arroz, Heidi, Pepe el Cantinflas, Manolito Marcha Atrás, Mario el Ignorante, Julián el Bizco, Santiaguito el Sirena, el Brincadeira, José Luis el Borrachito…
A mi me da rabia cuando veo cosas como las que vi el otro día en Santiago de Compostela, que en un parque vi una estatua de dos señoras con trajes de colores muy chillones. Pregunté quiénes eran y me dijeron Las dos Marías. Dos señoras que vestían de forma algo estrambótica y que paseaban siempre por la ciudad… Otro día vi, en el Parque Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria, que había una estatua de Lolita Pluma. Yo echo de menos y por eso recurro a la Corporación Municipal para que reflexione sobre eso. Yo creo que Paco Zupo, merece una estatua en Santa Cruz. A lo mejor por fuera del Estadio. Para las nuevas generaciones, Paco Zupo trabajaba en un Banco y salía con una carterita con recibos y también llevaba un pito. Se paraba en una esquina y se ponía a dirigir el tráfico. Eso lo compartía con dirigir los riqui racas, en el Estadio, desde el centro del campo. Enaltecía a la afición y generaba un ambiente para ir a por la victoria.
Ese tipo de personajes han sido característicos de esta ciudad. Como los tranquistas. Los tranquistas también han sido característicos de esta ciudad. El tranquista no es un estafador… Te pega una pequeña voltereta…te dice, déjame quinientas hasta el lunes que tengo a la vieja perjudicada…yo te las devuelvo el lunes…seguro… Aquí ha habido grandes tranquistas…son personajes muy de esta ciudad, que no se dan en otros lugares.
Después de contarles todo esto quiero decirles que yo me enamoré de esta ciudad desde muy joven y me siento en deuda con ella. De la misma manera que he dicho que me lo merezco, quiero decirles que estoy muy agradecido, que me siento muy honrado. Como dije antes estoy en una nube y quiero agradecérselo a Jose Bermúdez y a toda la Corporación Municipal. Porque ellos representan a la calle y yo quien quería que me premiara era la calle, las calles de mi ciudad. De hecho Jose fue testigo cuando en una ocasión el Diario de Avisos me otorgó el Premio Taburiente, me preguntaron quién quería yo que me entregara el Premio. Yo dije el Alcalde, que entonces era Jose Bermúdez también, porque yo quiero que sea la calle quién me entregue el Premio.
Cuando me enteré del nombramiento quise que en este acto estuviera presente la calle, la de ahora y la de siempre. Por eso invité personalmente, para que estuvieran presentes a todos los Alcaldes que había tenido esta ciudad…los que estuvieran vivos, lógicamente. Invité a Manuel Hermoso, a José Emilio García Gómez, a Miguel Zerolo y a Patricia Hernández. Manuel Hermoso tuvo el detalle de venir a darme un abrazo y a decirme que lo escusara pues tenía un funeral al que no podía dejar de asistir. Yo le conté una anécdota que le emocionó. Le dije, voy a contar que cuando murió Nacho el Gofio tú, cómo Alcalde, asististe al entierro. Ahí demostraste la sensibilidad que tenías para valorar lo que significaban esos personajes para nuestra ciudad.
Nacho el Gofio, para los que no lo sepan, era un personaje que se dedicaba a lavar coches. El lavaba los coches y después tenía afición por probarlos. Entre sus grandes éxitos está que una vez le estaba lavando el coche oficial del Gobernador Civil y cuando terminó lo vió tan limpito que dijo, este está pa darse una vuelta y con la bandera oficial puesta enfiló para la puerta y los policías que estaban de guardia se le cuadraron cuando salió con el coche. Díganme si Nacho el Gofio no merece un monumento.
Le agradezco a Patricia Hernández su presencia y justifico la ausencia de José Emilio y de Miguel Zerolo pues entiendo que las agendas a veces no te permiten asistir a todo, pero yo quería que estuvieran representando a la calle.
De la misma manera que agradezco la presencia de gente que han tenido responsabilidades públicas y que están hoy aquí porque son mis amigos. Paulino Rivero, que, entre otras muchas cosas ha sido Presidente de la Comunidad Autónoma Canaria y que yo recuerdo cuando hace muchos años, siendo Alcalde del Sauzal me llevó a cantar a su localidad. Siempre he contado con su cariño y con su amistad y me emociona que ese sueño que él tenía de dirigir los destinos de nuestro club representativo, al final se haya hecho realidad y sabe que cuenta con mi amistad y mi apoyo.
Richi Melchior, expresidente del Cabildo con quien me une una relación desde que éramos niños, desde el Kindergarten del Colegio Alemán. Richi sabe mucho del Parque. Vivía en la esquina al lado del Parque y sufrió al Guardián Negro. En el Parque había un guardián negro que yo creo que era el único ciudadano de raza negra que había en toda la isla. Le teníamos terror. Iba con una varita y yo se que Richi tiene anécdotas que contar.
El exalcalde de La Laguna Elfidio Alonso, amigo y compañero del que yo he aprendido mucho. Una enciclopedia musical andante al que he llamado más de una vez para consultarle cosas. Fidela Velázquez, exalcaldesa de San Juan de la Rambla y amiga, a la que también invité.
Muy agradecido a todos. A mis hermanos. A mis amigos. Y quiero hacer un agradecimiento especial a una persona. En esta vida puede haber de todo. Te pueden pasar cosas que no te las esperas y ha habido momentos duros. Ha habido momentos que se quiso vulnerar mi dignidad, se quiso cuestionar mi honradez a base de mentiras y hubo un medio de comunicación de esta ciudad que, sin yo pedírselo, me dijo: tienes en nosotros el altavoz que necesites para contar lo que quieras, para contar tu verdad… Ese fue el gesto que tuvo Lucas Fernández y el Diario de Avisos conmigo, en un momento en el que mucha gente miraba para otro lado o me daba la espalda o deseaban verme colgado de la plaza del pueblo. Lucas tuvo ese gesto, me permitió defenderme, me permitió contar mi verdad y yo le estaré siempre agradecido. Hay una particularidad, esto fue un problema a nivel nacional y fue un diario de mi ciudad el que me brindó esa oportunidad.
Y dejo para el final a mi familia. A mi mujer Nuria, a mi hija Arantxa y a mi hijo Carlos. A veces pienso que no debe ser fácil vivir con alguien como yo. Porque muchas veces no estás cuando tienes que estar, otras veces estás condicionado por cosas de tu trabajo y la tensión que eso genera. Pero yo si les garantizo que lo que he hecho siempre, lo he hecho pensando en ustedes, buscando su beneficio. Me siento orgulloso de una cosa. He conseguido transmitirle el amor por esta ciudad. Ellos aman esta ciudad. Les vuelve loco venir a esta ciudad. Y eso me hace muy feliz.
Cómo le pago yo a Santa Cruz. O cómo no voy a estar enamorado de Santa Cruz.
Cómo pago cuando veo que me entrega
ese Muelle, esa Recova, ese Parque y esa Rambla.
Esas calles que me quieren, esa ciudad que me abraza,
esa gente que me enseña cómo se desgarra el alma.
Y cómo no enamorarme…
si La Salud es un barrio igual que lo es La Alegría.
Si un Príncipe es una plaza
y un Castillo es una calle que reboza algarabía.
Y otra plaza que es La Paz.
Y puedo pasear mis ojos desde el Cabildo hasta Anaga.
No se paga con dinero…
No se paga con dinero…
Solo con llanto se paga.
Muchas gracias.
*Discurso pronunciado en el acto de la entrega del título de Hijo Predilecto de Santa Cruz de Tenerife