conversaciones en los limoneros

Pepe Moreno: “Algunos periódicos tienen que modernizarse. El papel ya no lo aguanta todo”

Director de Contenidos del Grupo El Día, subdirector de la emisora de radio de este medio, que él creó. Trabajó en Radio Popular, la del padre Siverio
Pepe Moreno: "Algunos periódicos tienen que modernizarse. El papel ya no lo aguanta todo"

Si meto todo el currículo de Pepe Moreno (Ronda, 1957) aquí, no hago la entrevista. Así que diré sólo poca cosa sobre sus antecedentes en esta profesión de locos. Director de Contenidos del Grupo El Día, subdirector de la emisora de radio de este medio, que él creó. Trabajó en Radio Popular, la del padre Siverio; varios cargos de responsabilidad en Jornada Deportiva; y también en la Televisión Autonómica; creador del sitio web de El Día. Dos libros publicados. Conductor de programas de radio y televisión como Faenando, Políticamente Incorrecto, Buenas Tardes y Nunca es tarde. Tiene dos hijos periodistas en ejercicio y se acaba de jubilar formalmente, pero todavía es analista y contertulio en distintos medios; y lo seguirá siendo. Ha ahorrado, y no como yo, y lo digo porque ahora viaja mucho con su esposa, que también se acaba de jubilar, si apunté bien, y que es un encanto. Sus padres fueron emigrantes y es uno entre cinco hermanos. Su hermano Paco acaba de fichar por Telecinco, en plan estrella. Otra buena persona y un gran gestor de medios de comunicación. He viajado con Pepe y da gusto todo lo que podemos contar; una vez, no me pregunten cómo, tupió el sistema de cañerías de desagüe de todo un edificio, en Isla Margarita. El pobre Guillermito “Fantástico” González, que era su amigo y mi amigo, tuvo que contratar una cuadrilla para solucionar el problema. Madridista, miembro de la peña Tiburón Blanco, que preside Gustavo Matos.


-¿Tenemos una sociedad miserable en estas Islas?
“Vivimos en una sociedad diferente”.


-O sea…
“Le damos más importancia al titular, no pasamos mucho tiempo leyendo y nos quedamos con la nata, más que con lo que hay detrás de las propias noticias. Estamos perdiendo la conciencia crítica y eso hace que lo veamos todo bajo el prisma que desean los que nos cuentan esas noticias”.


-O sea, que le hacemos el juego a quienes transmiten las cosas.
“Exacto. Y hay demasiadas agencias de comunicación, que priman sobre las noticias propias. Y esto puede provocar, incluso, ruindad”.


-¿A estas alturas, sirve para algo nuestro periodismo con respecto al destinatario, entonces, o no?
“No, por mucho que nos pese a los que nos consideramos profesionales en esto de contar las cosas. Hoy se practica una especie de periodismo militante que no va con la mayoría de los postulados que siempre hemos defendido. Hay muchos que prefieren el titular a la historia que cuentan. Otros utilizan el corta y pega de una nota enviada por una agencia para ahorrarse tener que escribir. Pocos quedan de los que se levantan por la mañana y se preguntan de qué van a escribir hoy”.


-A lo fácil, ¿no?
“Claro, porque ya no piensan en el consumidor de la noticia, sino en acabarla cuanto antes y en transmitirla. Y además, muchos periodistas se han hecho funcionarios, se han ido a organismos oficiales. Ya no hay periodistas que trabajen en los bajos fondos o por las noches”.


-Tú eres autodidacta. ¿Crees en las facultades?
“Creo en ellas en cuanto preparan a la gente en técnicas que no les conviertan en analfabetos sistemáticos. Que su cultura no esté bajo mínimos, que sepan cosas. Lo demás del periodismo, el olfato, el oficio, la escritura, se debe traer de casa. El oficio se practica y se moldea, la escritura se aprende y el olfato no te lo dan en la facultad, aunque allí lo cultiven y lo también le den forma”.


-¿Nos absorberá la Inteligencia Artificial?
“Tendremos que acostumbrarnos a ella. Ya se utiliza y pronto no sabremos diferenciar si ha hablado una máquina o si ha escrito una máquina lo que se atribuye a personas. Es como cuando la industrialización, que muchos perdieron sus puestos de trabajo por unas máquinas que hacían lo mismo en menos tiempo y por menos dinero. Claro, luego eran los profesionales quienes ponían a punto esas máquinas, pero la IA es un peligro”.


-¿Está harta la sociedad de los medios que consume?
“No, no lo creo. Sigue consumiendo las noticias, aunque los medios sean otros. Ya no hay opinión pública porque todo está mediatizado y porque de alguna forma está todo muy dirigido. Antes, si eras periodista, no se conocían tus colores y ahora los llevas a gala”.


-Periodistas de partidos, entonces.
“Sí, algo así. Todo va según el color con que se cuente y esto a muchos de los que pertenecemos a este mundo de la comunicación nos ofende”.


-¿Qué medios prefieres, tú que has trabajado en todos?
“No sé, cada uno tiene su encanto. A la prensa le falta la inmediatez de la radio y la televisión, pero existe mayor tranquilidad y sosiego en una crónica escrita. En la radio tienes que atrapar al oyente y hacerle imaginar el entorno. En la tele te apoyas en la imagen, que ha de ser superior a tu propia presencia. Y, además, la tele ha ganado mucho con la mochila, no necesitas un camión para transmitir. Un simple móvil es ahora una cámara autónoma”.


(Hablamos de Pepe Rodríguez Ramírez. Don José, lo llamaba Pepe Moreno. Tantos años trabajando juntos, bajo sus órdenes. Y me dice que era un patriota en el amplio sentido de la palabra, “porque vivía Tenerife en cada uno de sus poros”. Añade que no quería, por nada del mundo, que su Isla, la primera y no la tercera, quedara por debajo de nada ni de nadie. “Luchó como nadie contra los intereses de Gran Canaria, se hizo independentista, sin serlo realmente, con tal de que a Tenerife se le hiciera más caso. No confiaba en los políticos. Tengo de él buenos y malos recuerdos, los buenos puedo compartirlos contigo porque sabes cuáles son; los malos no quiero recordarlos en público porque igual no se entienden. Era una persona con un don muy peculiar para saber dónde estaba la noticia y con una intuición admirable para la investigación periodística”).


-¿Volverá el papel?
“Yo creo que algunos periódicos tienen que modernizarse y que el papel ya no lo aguanta todo”.


-¿Entonces?
“Muchos de los periódicos de papel han perdido más del 40% de sus clientes, tanto en lectores como en anunciantes, así que será muy difícil la resurrección. Es un problema. Las notas de prensa se convierten en noticias, el periodismo escrito entra en una nueva encrucijada de guerras, crisis económica, nuevas tecnologías. No da para pagar a los redactores. En concreto, estamos inmersos en una nueva crisis de solución difícil. Hay otros canales por los que enterarse de lo que ocurre”.


-Consumes mucha literatura. ¿Estamos también en crisis en Canarias?
“No soy tajante en esto. Leo novela histórica y ensayos, generalmente relacionados con nuestra profesión. Ahí teníamos a Alexis Ravelo, ya fallecido. Su trabajo “Un tío con una bolsa en la cabeza” es una foto perfecta de la corrupción política en Canarias. O está esa otra obra sobre los sucesos de la guerra civil en La Palma, “Los milagros prohibidos”, que me dio, como me dio tu obra “Gesta y sacrificio del teniente González Campos” una visión de cómo era la sociedad tinerfeña en 1936. En ensayos hay cosas muy interesantes, como el de Luis Socorro, “Amaziges de Canarias, historia de una cultura”, que te ayuda a comprender el pasado. Terminé hace poco la novela de Carmen Mola, escrita bajo las manos de tres novelistas, El infierno”, y que retrata muy bien el mundo inseguro que se vivía en España en el XIX y de cómo muchos ponían agua de por medio marchándose a Cuba y varios países de Sudamérica. Ahora estoy con los “Diarios a ratos perdidos”, de Rafael Chirbes”.


-¿Necesita de cualidades especiales un periodista?
“No sé si especiales pero sí de la curiosidad y del enfoque pue puede dar a sus historias para que interesen al público. Me importa mucho menos la trascendencia de la noticia que el interés que pueda generar”.


-¿Más cualidades?
“Mucho respeto a la profesión, ser buena persona y saber contagiar al público”.


-Hazme una radiografía de la sociedad en la que vivimos, en pocas palabras.
“Pues no tenemos una sociedad homogénea. Pero hay retratos, estereotipos. Están el mago, el elemento barriada, los cuñados, los chachones y, así, en un movimiento rápido, los lajas, que ya tienen hijos adolescentes. Todos ellos hacen lo mismo, lo que han visto en sus casas, y entienden que lo público es de ellos sobre todo, que ya no existe la sociedad del esfuerzo. Y desarrollan una cierta inquina hacia el resto, hacia el profesorado, hacia el jefe en el trabajo y un largo etcétera. La mayoría de la gente se informa por las redes sociales. No hay conciencia crítica, ni se está bien informado, por tanto”.


-¿Han ganado las redes la partida a los periodistas y al periodismo?
“No sé si nos han ganado la partida, pero ya no tenemos ese poder para manejar a las masas. Hoy está todo mucho más crispado y todo depende del medio que te cuenta lo que lees”.


-O sea…
“Pues que si eres de izquierdas ya sabes lo que consumir y ahí intentarán contrarrestar las versiones de los que han dicho lo contrario. Y si eres de derechas, lo mismo: leerás, escucharás o verás medios de comunicación que te ofrecerán sus adaptaciones al mismo hecho, pero según su prisma”.


-Nadie se corta.
“No, nadie. Además, con las redes sociales tenemos el altavoz necesario para difundir esas posturas. Hoy se imponen tesis, se inventan palabras. ¿Acaso tú sabías que esas pelotitas de goma que ahora se encuentran en las playas se llaman pellets y que no se pueden coger con la mano? Siempre las habíamos visto y no tenían trascendencia. Es como el piche que nos quitábamos con vinagre o petróleo y que hoy se llama chapapote. Son modas y la gente habla con lo que les llega”.


-Es decir, que la profesión del periodista está perdiendo fuerza.
“Hemos perdido capacidad de influencia y los políticos, que hoy son meros relatores de la actualidad, lo saben. Nosotros preguntamos por una cosa y ellos responden lo que les da la gana. Además, es muy triste que algunos medios –y, sinceramente, hago la excepción del tuyo, del DIARIO DE AVISOS y de algunos otros— viven de sus facturaciones con la Administración. Y ésta impone sus reglas de tratamiento informativo. Es una pena”.


(Se nos hizo larga la conversación. Pepe me dice: “Antes sabías a la hora que entrabas a trabajar pero jamás a la hora que salías. Y ahora existen prisas por liquidar y trasmitir lo que haces. Por eso ya te dije que todo se convierte en un corta y pega. Además, está muy feo que los periodistas de hoy defiendan “a los suyos”, olvidándose del resto del mundo. Ya no se recuerda aquello de que “los hechos son sagrados y las opiniones, libres”. Y, además, la gente es buena para contar cosas pero no todos pueden hacerlo en un medio de comunicación. Hay diferencia. “Un periodista no debe nunca agotar su capacidad de asombro, porque tiene que estar permanentemente contagiando al público. Y te repito que es preciso ser una buena persona, que no pierda nunca su frescura”. Y así se nos acabó el tiempo como una bala, lo que me ocurre siempre que entrevisto a compañeros y, sobre todo, a compañeros tan entrañables como éste, con el que alguna vez he tenido algún encontronazo menos sonoro de lo que la gente cree. Ahora somos compañeros jubiletas, las vueltas de la vida. Aunque diez años nos separan).

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