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Cierra Confía, coño: la marca tinerfeña que se viralizó gracias a su lema y filosofía

Dice adiós después de haber surgido en 2017: "El proyecto acaba aquí, la historia sigue contigo"
Confía, coño: así es la marca tinerfeña del lema atrevido y la esperanza como filosofía

Confía, coño dice adiós. La marca tinerfeña, viral tras haberla vestido Irene Montero, exministra de Igualdad, en su última aparición en el cargo echa el cierre tal y como han comunicado en redes sociales. Surgida a finales de 2017, su lema atrevido y la filosofía enmarcada tras él, había logrado gran popularidad, hasta hoy.

“El proyecto acaba aquí, la historia sigue contigo”, señalan en Instagram, lugar en el que animan a que el espíritu de la misma, su mensaje, se mantenga. “Hemos sido un pensamiento liberador, una camiseta, una totebag, un titular de periódicos, pero, sobre todo, hemos sido y somos un cara a cara con el mundo y con nosotras mismas”, indican.

Confía, coño: el lema atrevido que caló

Tras la comparecencia pública de Irene Montero, sobre todo a nivel estatal, los medios de comunicación comenzaron a buscar el significado de la frase que la exministra lucía en su camiseta. Empiezan a indagar y a buscar motivo a ese mensaje que porta Montero hasta que dan con él: se trata de una marca tinerfeña.

Luisa Castañeda, su creadora, tuvo la idea en 2017, aunque la misma se profesionalizó en 2018. “Esta idea surge de la escasez de confianza”, aseguraba en una reciente entrevista con DIARIO DE AVISOS mientras rememoraba cómo, queriendo conseguir dinero para poder viajar junto a su familia a Camboya, lugar en el que vivía su hermano decidió atreverse: “Yo tenía dudas de poder conseguir ese objetivo y de una manera automática me llegó este flash de empezar a decirme a mí misma confía, confía, porque puedes alcanzar este propósito. En ese momento necesitaba dinero y, para ello, cambiar mis hábitos, que ya sabemos que es una de las cosas más difíciles a los que nos enfrentamos las personas”.

Aquel confía se convirtió casi en un mantra. Le daba vueltas, sabía que confía era la palabra clave, pero necesitaba otra. Así llegó el coño. “Hasta que no le puse un día la palabra coño, bien intencionada detrás no surtió el efecto deseado. Es como un apretar los dientes, pero con el guiño de la gracia”. Y se fue a Camboya. Pero Luisa, además de eso había conseguido algo más. Aunque aún no lo sabía.

Ahora, con el fin de Confía, coño, quedan innumerables recuerdos y, sobre todo, muchas historias personales vividas a lo largo de los últimos años: “Una señora nos decía que quería una toalla lila y, entre lágrimas, nos decía que la quería para su sobrino. No acaba de entender el motivo, pero nos abrió el Instragram de su sobrino y vi que es una persona que ha decidido maquillarse, peinarse de manera maravillosa y ponerse una diadema igual de maravillosa que resalta, en esencia, quién es. Ahí entendimos que usaba la toalla como forma de transmitirle a su sobrino todo ese apoyo, quizás porque no había encontrado las palabras para hacerlo, pero sí con ese gesto de la toalla. Acabamos la señora, Elena, mi mujer, y yo, llorando en la calle”.

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