Minutos antes de las nueve y media, hora en la que se iba a llevar a cabo el desalojo de las 210 personas en el inmueble conocido como Chasna, en Costa del Silencio, las calles vivían el frenético paso de los coches de la Guardia Civil.
Una veintena de agentes custodiaron el edificio, mientras que los afectados fueron saliendo poco a poco de sus viviendas con sus enseres personales. Algunos esperaban por fuera del mismo atónitos ante lo que estaba ocurriendo.
Otros gritaban desesperados en los aledaños a los propios agentes para que no se produjera el desahucio, así como a las personas que les estaban grabando con sus teléfonos móviles. Por fuera, pequeños corros de gente junto a sus colchones, muebles, maletas… Algunos en sillas de ruedas y otros con el carrito de su bebé a cuestas.