En Tenerife, son numerosos los proyectos turísticos que suponen una amenaza directa para la costa. El ejemplo más reciente está en la playa de La Tejita, donde se pretende construir un hotel en una de la pocas playas vírgenes que quedan en la Isla.
A pesar de las denuncias por estar en la zona limítrofe al Espacio Natural Protegido de Montaña Roja, en Granadilla, y dentro de su área de amortiguación, un espacio que hasta 1987 estaba incluido dentro del perímetro de salvaguarda, la promotora ha iniciado de nuevo las obras que estaban paralizadas desde mayo de 2021.
Tres sentencias de la Sección Primera del Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) han dado luz verde a su reanudación al confirmar la legalidad del proyecto y que los permisos se encuentran vigentes, son eficaces y legitiman su ejecución.
Sin embargo, Tenerife cuenta con otros proyectos que suponen un impacto ambiental sobre el litoral y que fueron construidos durante el auge turístico del franquismo.
El influencer y experto en Estudios Urbanos Erik Harley (@preferiria.preferiria en Instagram) habla en un vídeo de tres de estas construcciones que a día de hoy están abandonadas, en ruinas o suponen un riesgo para la población, todas ellas con un impacto ambiental irreversible.
Harley, quien ha hablado en otras ocasiones de temas urbanísticos en Tenerife, como el auditorio Adán Martín, expone las implicaciones y el debate generado por estas construcciones.
El mamotreto de Añaza
En 1973, en la costa de Añaza (Santa Cruz de Tenerife) se intentó construir un hotel con 741 habitaciones a 30 metros del agua. Sin embargo, dos años después se paralizaron las obras tras la anulación de la normativa que le había dado licencia, dejando 40.000 metros cuadrados abandonados desde hace 50 años.
A pesar de que el Tribunal Superior de Justicia decretó su demolición en 1998, los promotores ignoraron la sentencia. Será el Ayuntamiento de Santa Cruz el encargado de acabar con la construcción, para lo que el pasado mes de septiembre adjudicó la redacción del proyecto a la empresa Proyelim, S.L por un importe que supera los 123.000 euros y un plazo de entrega de cinco meses.
Ya en 2018, el Consistorio encargó un informe que reveló que “tirar abajo” el edificio y su correspondiente recogida de escombroscostaría 1,8 millones de euros. “Irresponsabilidad privada que se pagara con dinero público”, sentencia el influencer en su vídeo.
En noviembre, la concejala de Urbanismo, Zaida González, aseguró que “será un proceso largo sin fecha concreta, pero confío en que se produzca antes de finales de 2024. Se realizará con carga explosiva controlada”.
El esqueleto de Rojas
15 plantas de hormigón y metal conforman dos enormes estructuras que se pusieron en pie en los años 70 en el Paisaje Protegido de la Costa de Acentejo. Sus ruinas son una amenaza ambiental que han protagonizado desprendimientos en repetidas ocasiones y que han llevado a cerrar los accesos cercanos para evitar accidentes.
El edificio, conocido hoy en día como ‘el esqueleto’, jamás se terminó y su demolición es extremadamente compleja al encontrarse en un acantilado.
En 2019, el entonces consejero insular de Política Territorial del Cabildo de Tenerife, Miguel Ángel Pérez (PSOE), esperaba que el Plan Especial de Protección recogiera el plan de demolición, aunque aseguraba que no se había podido determinar quiénes eran sus propietarios.
El residencial Mar y Sol
En el caso del residencial Mar y Sol, ubicado en Mesa del Mar (Tacoronte), la propia naturaleza ha sido la encargada de desalojar el edificio en alguna ocasión. Fue el caso en 2018, las imágenes de los balcones del complejo arrasados por enormes olas a causa de un temporal que azotaba la Isla dieron la vuelta al mundo.
La situación evidenció el riesgo diario al que se enfrentan vecinos y vecinas, a pesar de que el gobierno de Mariano Rajoy aseguró en 2013 que no suponía peligro alguno y que se valoraría la situación en función de la altura a la que llegaran las olas.
La construcción, que en un principio fue un hotel de lujo y terminó siendo un residencial de apartamentos, fue inaugurado en 1967 por el entonces ministro de Turismo franquista Manuel Fraga y se encuentra sobre una estrecha franja de rocas sobre el agua.
En los años los 90, el alcalde socialista Guillermo Graham denunciaba que se trataba de un atentado contra el litoral y prometió su derribo e indemnizaciones a los propietarios.
El Ayuntamiento de Tacoronte propuso entonces a la Dirección General de Costas la expropiación del hotel por vulneración de la Ley de Costas. El acuerdo fue recurrido por Hoteles Afortunados, S.A. y el Tribunal Supremo anuló tal acuerdo.
En 1998, el edificio Mar y Sol quedó libre de ser demolido tras un acuerdo entre la comunidad de propietarios y el nuevo equipo de gobierno municipal (ATI-CC). Hoy en día, continúan siendo apartamentos demandados.