Por Ana Santana / Una modelo sostiene un móvil delante de una cruz con estética cyberpunk, un muchacho se hace un selfi frente a una crucificada sin ropa y de aire pagano, y un hombre con un sudario y una corona de espinas sucumbe ante los desastres de la naturaleza. Son las visiones de ocho artistas canarios para una Iconografía de otra cruz. Ese es el título del proyecto expositivo en el que participan los escultores Mauricio Pérez, Tomás Oropesa y Román Hernández (también comisario e impulsor de esta iniciativa artística), y los fotógrafos, Magda Medina, Guillermo Sureda, Efraín Pintos, Lucas Pintos y Tarek Ode, que abrirá sus puertas el próximo sábado en el espacio Desván Blanco, en Santa Cruz de Tenerife, y podrá contemplarse hasta el 20 de abril.
La génesis del proyecto surgió a partir de un pasaje de Los diez libros de arquitectura, del arquitecto y teórico romano Marco Vitruvio Polión, escrito en torno al año 25 a.C., donde se indica que “no puede ningún edificio estar bien compuesto sin la simetría y proporción, como lo es un cuerpo humano bien formado” y señala que el centro natural de este “es el ombligo”, explica en una entrevista a EFE Román Hernández.
La cruz fue el instrumento de ejecución usado con delincuentes y condenados que suponían una amenaza directa contra el imperio. La crucifixión, práctica cruel y humillante de ejecución, se llevaba a cabo tanto con hombres como con mujeres que no fueran ciudadanos romanos.
Para este proyecto expositivo la idea “no fue en ningún momento” invitar a los artistas participantes a representar su visión sobre el hecho incuestionable de la muerte, sino la utilización del símbolo de la cruz, “más allá de cualquier connotación religiosa”, con el fin de crear imágenes de gran calado visual y estético, y la inclusión de modelos tanto masculinos como femeninos, “realizando una exégesis particular de la crucifixión desde un punto de vista pagano, no cristiano”.
¿Y puede suscitar una nueva visión un símbolo asociado a la tradición religiosa durante 2.000 años? La respuesta es afirmativa: igual que la iconografía de la muerte continúa vigente y hoy se sigue trabajando con la representación del cráneo humano. No hay ningún tema caducado, todo es la visión del artista, puntualiza Román Hernández.
Prueba de ello son las creaciones que aglutina Iconografía de otra cruz, desde una interpretación clásica del crucificado, siempre desde una visión de belleza y no agresiva o de dolor, hasta la del “biólogo sacrificado”.