por qué no me callo

La ‘paleta’ de Chijeb

La jubilación de Norberto Chijeb, periodista de raza, un fijo de la nomenclatura de este diario durante décadas, habla de un trasiego de difíciles reemplazos, de gente que deja huella y forma parte de la historia de un medio y de los nombres propios de una agenda colectiva.
Esta especie de comunidad que es el periodismo de papel se resiste a replegarse con sus últimos mohicanos y busca rehacerse, renovar sus filas para seguir siendo “el mejor oficio del mundo”.
En DIARIO DE AVISOS, se han curtido generaciones de periodistas a lo largo de una singladura más que centenaria como decano regional, entre La Palma y Tenerife. Llegó a ser una nave con centenares de redactores a bordo y su travesía ha conocido tempestades y calmas, la accidentada vida de este país entre siglos.
Gilberto Alemán pilotaba la transición del DIARIO de La Palma a Tenerife y nos integró a mi hermano Martín y a mí en el equipo embrionario de esa etapa a mediados de los años 70, que dirigiría durante 31 años Leopoldo Fernández.
Ha sido con la llegada del Grupo Plató del Atlántico, su actual propietario, con Lucas Fernández como editor y presidente, cuando he vivido más intensamente el devenir de nuestra querida cabecera. El DIARIO no es un periódico al uso, le definen sus firmas familiares, tiene la identidad de una saga de periodistas leales a los colores del rotativo legendario. La vida intramuros de un periódico es vehemente y apasionada, y se establecen lazos de trinchera, como si en cada edición nos fuera la vida.
De esa madera es Norberto Chijeb, que acaba de prejubilarse, dejando una estela y un estilo inconfundibles en DIARIO DE AVISOS, del deporte a las crónicas del Sur. Más de 40 años en las páginas que han pasado por las manos de la Isla le convierten en un vecino habitual de desayunos y sobremesas, alguien a quien echar de menos a partir de ahora.
El caso de Norberto, Norchi, es el de un periodista de una paleta reconocible. Uno lee un titular en el DIARIO, Un guarda rural rescata de una alambrada a una perra malherida, y automáticamente busca a Chijeb en la firma. Y otro tanto sucede si en la noticia se discute “si un pastor alemán belga o un Bull Terrier es el autor del ataque al capazo donde se encontraba un bebé”.
Llevo este mes de vacaciones como un lector nostálgico de DIARIO DE AVISOS, apreciando la impronta y el tono de cada redactor, su sello. La noticia de la marcha de Norberto Chijeb trae a la memoria sus reportajes sobre Nicomedes, el descendiente del último pastor de Las Cañadas, que “regresó al escenario del crimen medioambiental”, escribió el periodista, a raíz del incendio forestal que asoló a Tenerife en verano. Chijeb es el fiel corresponsal de los gordos preceptivos de La Chasnera, el genuino periodista gomero que indagó en las vacaciones canarias de la niña Giorgia Meloni que gobierna en Italia “marcada por la tumultuosa relación con su padre” en la Isla Colombina.
En la recta final de su militancia en DIARIO DE AVISOS, dejó dos primicias de una sentada: el scoop del tinerfeño Maximiliano muerto en la guerra en las filas ucranianas y, en la misma edición, otra noticia marca de la casa: “Se alquila una cama a compartir por 350 euros al mes en el sur de Tenerife”. Esa clase de noticias que van quedando huérfanas de autor.

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