gastronomía

“Canarias es una potencia nacional en la producción de atún, pero el más consumido es el atún de lata”

Agustín Espinosa, biólogo marino, afirma que “alimentarnos de forma responsable es un paso fundamental y la población tiene mucho que decir”, y defiende que “hay que reducir la ingesta de proteína animal porque esto es absolutamente insostenible”

“El poder de los consumidores es lo que puede hacer cambiar algunas cosas”. Lo afirma Agustín Espinosa, biólogo marino, al que le escandaliza que en Canarias “se compre y se consuma un atún que viene del Pacífico, capturado con un arte de pesca no sostenible, con una huella de carbono enorme, con productos químicos inyectados, envuelto con plástico por arriba y por abajo y a 24 euros el kilo. Desde el punto de vista ambiental es un disparate”. Y eso que el atún, en este caso el rabil, se encuentra casi todo el año en aguas del Archipiélago y su precio no llega a los cuatro euros…

Pero antes de llegar hasta aquí habíamos contactado con Espinosa porque los atunes escaseaban en plena temporada. La veda del atún se levantó el 15 de enero y a principios de abril, cuenta este biólogo marino, “una empresa había cogido tres atunes, otra había cogido dos, otra ninguno… Y de repente entraron los atunes por La Palma. Esto viene como si fuera un chorro y ahora tenemos el mercado inundado de atún rojo. Pero qué pasa, que el atún rojo casi no se vende aquí porque no tiene mucho mercado y se exporta casi todo a la Península”. Y hay que tener en cuenta que el atún rojo “puede medir hasta tres metros de largo, pesar más de 700 kilos y es un depredador muy voraz, así que cuando está el atún rojo el resto de los atunes desaparece, literalmente”.

Pero “cuando pase, empiezan a aparecer las otras especies, la tuna, el bonito listado y el barrilote y el rabil, que se presentan un poquito más dispersas a lo largo del año. Dicho todo esto, este año está superraro todo. Muy raro. Y mira el tiempo que tenemos. Eso afecta a las migraciones de los animales en el mar porque todos los ecosistemas están relacionados nos guste o no”.

Una de las causas del retraso en la llegada de atunes sea “probablemente la subida de la temperatura del agua del mar, que no ha bajado de 20 grados en todo el año y eso es una pasada. Después, si no hay carnada… La carnada de los atunes son sardinas, chicharros, caballas y si no hay carnada el atún tampoco se acerca a comer porque al mismo tiempo que migran para la reproducción, también van comiendo. Si el pescado chico no se encuentra por aquí, tampoco pasa el atún”, sentencia Agustín Espinosa.

“¿Y por qué no hay pescado chico, eso es más complicado de predecir. Hay gente que dice que es porque no llueve en abundancia. Otros años que llueve mucho, corren los barrancos y todos esos nutrientes hacen que después la producción de estos pequeños peces, que luego se comen los atunes, sea abundante. Pero hace prácticamente dos años que no llueve nada en Canarias. Que no se ven correr los barrancos hace tiempo”, añade.

Espinosa se desplazó hace unos días a Tajao, donde el oleaje destruyó el muelle pesquero. “¿Qué me decía el patrón mayor, que eso no lo había visto nunca. Pero ha coincidido el equinoccio de primavera y eso significa que se producen las mareas más fuertes de todo el año. Ha coincidido temporal de viento, mar de fondo y que es indudable que el cambio climático está haciendo que el nivel del mar suba. Él me decía que nunca no había visto una marea tan alta y yo le respondí, pues mejor que nos vayamos acostumbrando. Y adaptándonos. Porque esto va a ser cada vez más frecuente y ojalá que me equivoque”.

Este biólogo marino destaca un dato curioso: “Canarias es una potencia nacional, incluso europea, en la producción de atún, pero el 85% de lo que producimos se exporta a la Península, al sur de Francia, a Italia, a Portugal… y en muchas ocasiones ese pescado se utiliza para hacer atún en conserva que luego nos mandan a Canarias. Y el primer producto pesquero consumido en Canarias es el atún de lata. Una cosa de locos”.

Pero aún hay más, en las Islas “tenemos cinco especies: el atún rojo, el rabil, el barrilote, el listado y la tuna, que se van solapando a lo largo del año y siempre aparecen. El precio medio del atún fresco de Canarias ronda los 15 o 16 euros en el mercado; si es el bonito listado está a 2,95 o 3,95 que es muy buen precio para un producto pesquero fresco. Pero en los lineales de los supermercados de Canarias te puedes encontrar un producto pesquero como por ejemplo el rabil, una especie que tenemos aquí, que viene del Pacífico, capturado con un arte de pesca no sostenible, con una huella de carbono enorme, con productos químicos inyectados, envuelto con plástico por arriba y por abajo y a 24 euros el kilo. Y la gente lo compra y lo consume. Desde el punto de vista ambiental es un disparate”.

“¿Qué podemos hacer, me preguntas, pues por ejemplo no consumir ese tipo de productos. Consumir con conciencia de lo que estás comiendo. No a lo loco lo que te pongan delante. No hay por qué estar comiendo atún todos los días del año, hay que consumir productos pesqueros frescos y de proximidad”.

Pero la realidad es que cada vez se ven menos productos como las sardinas, los chicharros, la picuda, la caballa… “Tienes toda la razón”, admite Espinosa, que añade que “leí en un artículo que el consumo de productos pesqueros de ese tipo -el pescado azul de toda la vida- hacía que la esperanza de vida fuera mucho mayor, y sin embargo cada vez es más difícil conseguirlos en el mercado. Una pescadora me decía el otro día que hay especies que ya no van a pescar como el burrito listado, salema, picudas, porque la gente no las compra. La gente quiere viejas, samas y luego van al mercado y compran pescado de acuicultura”.

Y ya para rizar el rizo le contamos que Canarias es la comunidad autónoma donde menos pescado se consume. “Eso es una cosa que nunca he conseguido explicarme”, responde atónito. “Que en Madrid se coma muchísimo más pescado por persona que en Canarias es para hacérnoslo mirar. Nunca he sido capaz de entenderlo. De hecho, si lo miras por provincias en Las Palmas se come mucho más pescado que en la de Santa Cruz Tenerife, aunque es verdad que esas islas son más productivas en pescado blanco como sama roquera, cabrillas, viejas” …

Agustín Espinosa admite que “es posible que hayamos fallado en comercializar mejor en Canarias los productos pesqueros. Es un tema en el que ya se está trabajando porque no tiene sentido que el 85% de nuestra producción pesquera se vaya fuera y que después compremos un montón de pescado que importamos”. La solución no es fácil, pero para este biólogo marino está claro que “hay que buscar los mecanismos para revertir esa situación y que el poder de los consumidores es lo que puede hacer cambiar algunas cosas. Consumir de forma responsable es un paso fundamental y la población tiene mucho que decir y puede cambiar algunas cosas”. Y añade convencido que defiende “que hay que reducir el consumo de proteína animal porque esto es absolutamente insostenible”.

TE PUEDE INTERESAR