La cordura impera y un colectivo llamado Canarias se agota, que figura entre los apoyos a las recientes manifestaciones populares celebradas el pasado sábado, rectificó ayer en su afán de continuar con sus convocatorias frente al domicilio familiar del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, anunciando que cesará en un acoso del que son víctimas tanto la pareja del presidente como sus hijas.
Se trata de una feliz renuncia a un método más propio de la empozoñada política estatal, donde, a diferencia de lo que ocurre en Canarias, sí que es ya práctica habitual perturbar a las familias de las autoridades en aras de obtener dudosos réditos, actitud siempre más afín a las prácticas fascistas que a las democráticas.
El fin de tan penosas actitudes, que sin duda han perjudicado notablemente a nivel moral las reivindicaciones de decenas de miles de canarios en aras de un cambio de rumbo en la economía canaria, fue anunciada ayer en un medio afín.