La Sinfónica de Tenerife inicia su actividad en mayo con la interpretación de la Novena de Anton Bruckner en el programa que ofrece este viernes, día 3 (19.30 horas), en el Auditorio de Tenerife. La cita, que contará con la dirección de Víctor Pablo Pérez, incluye también el Concierto para violín en re mayor, op. 61, de Ludwig van Beethoven, en el que destaca la presencia como solista de la violinista surcoreana Bomsori.
El director honorario de la Sinfónica de Tenerife, Víctor Pablo Pérez, califica este concierto como “una cita histórica”, al recordar que, “hace poco más de 30 años, la Sinfónica de Tenerife fue la primera formación española en interpretar todas las sinfonías de Bruckner”. Por ello, destaca, “no hay mejor manera de acercarse al bicentenario del nacimiento del compositor [1824-1896] que interpretar su gran testamento musical”.
La velada comienza con el Concierto para violín en re mayor, op. 61, de Ludwig van Beethoven, un trabajo firmado en 1806 y considerado como una de las obras centrales de la literatura del violín. Fue dedicado a Stephan von Breuning y escrito para ser interpretado por el virtuoso violinista Franz Clement.
Aunque en su estreno la obra pasó inadvertida, destaca la parte del violín solista por ser de una extrema dificultad. Beethoven exigió un nivel de virtuosismo al que pocos violinistas de la época, salvo Clement, podían acercarse. A esto también se añade los constantes cambios en la dinámica y la excesiva duración, que no cautivaron en exceso al público de la época.
VIRTUOSISMO
Bomsori, además de ganar el 62º Concurso Internacional de Música ARD, posee los premios de los certámenes internacionales Tchaikovsky, Reina Elisabeth, Jean Sibelius, Joseph Joachim Hannover, Montreal, Sendai y Henryk Wieniawski. La intérprete que se estrena ahora con la Sinfónica de Tenerife ha actuado con orquestas de gran prestigio, como New York Philharmonic, Danish National Orchestra, Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks, Filarmónica Nacional de Varsovia y NDR Radiophilharmonie Hannover.
En la segunda parte del concierto, la Sinfónica hará sonar la obra que da nombre al programa, la Sinfonía nº 9, de Anton Bruckner, un trabajo firmado en 1894 que, según el compositor, “está dedicado a Dios…, si lo acepta”. En este sentido, Víctor Pablo Pérez considera que “se trata de una reflexión sobre la vida y la muerte, poniendo sobre el escenario las pasiones, los miedos, las dudas y, en definitiva, la vida”.
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