Pequeños detalles de ayer

Por Carlos Acosta.| Pensamos que el lector de estas crónicas semanales preferirá que cada trabajo trate un solo asunto. Pero, de ser así las cosas, se nos quedarían en el olvido pequeños detalles. Permítanme, pues, que, al menos hoy, me olvide de amplios temas para citar únicamente pequeños asuntos dedicados, de manera especial, a los más jóvenes lectores, para que conozcan algunos apuntes del pasado de su pueblo. Vamos con el intento. La torre de la iglesia parroquial de Santa Ana comenzó a construirse en 1548. Ha experimentado numerosas transformaciones a lo largo del tiempo. En la actualidad, tiene seis plantas y 44 metros de altura. Todo ello después de sufrir una erupción volcánica en 1706. La ermita de la Consolación, en el barrio de El Guincho, fue construida en 1578. Su erección se debe a Juan de Ponte, descendiente del fundador del lugar, don Cristóbal. Sus descendientes se han encargado de que la ermita se encuentre en el mejor estado de conservación. El segundo párroco de San Pedro de Daute fue Ruy Blas, designado en 1511. Era ya beneficiado desde 1505, antes de que Juan Yanes fuera trasladado a La Laguna. Este personaje cuenta, en diversas notas, que eran muchos los portugueses atraídos por los beneficios del puerto de Garachico, cada día más concurrido. Estos datos que ofrecemos han sido extraídos de libros y folios sueltos relacionados con el Garachico de ayer. De entre los autores de entonces, debemos citar a Rumeu de Armas, Darias y Padrón, Martínez de Fuentes, Cioranescu, Rodríguez Mesa, Marco Dorta, Martínez de la Peña, Rumazu, Fragachán, Montes de Oca, González Regalado, Castañeda, Velázquez Ramos, Velázquez Méndez… En los pueblos de ayer, poco parecidos en su movimiento comercial al nuestro de hoy por causas del volcán y la desaparición del puerto de Garachico, destacaron, pese a todo, muchos personajes nacidos en la localidad del Roque. Algunos que deben mantenerse en la memoria del hombre actual, porque les debemos muchos avances en los más difíciles momentos, son Cristóbal de Ponte, Pedro de Interián, Gaspar Jorva, Alonso de Belmonte, Peraza de Ayala, Juan de Regla, Fabián Viña… ¡Qué ejemplos a imitar! ¡Qué orgullo para sus descendientes!