Mientras en no pocos territorios de la Península andaban ayer discutiendo sobre el futuro de sus poltronas, el clamor desde Canarias no ha dejado de crecer ante el fracaso que ha supuesto la Conferencia Sectorial sobre Infancia celebrada el pasado miércoles en Santa Cruz de Tenerife y en la que tantas esperanzas se habían despositado. Y todo porque esa confianza en que España atendiese el urgente reclamo de las autoridades isleñas para compartir su esfuerzo en acoger con un mínimo de dignidad a los menores migrantes no acompañados que sobreviven a la ruta atlántica, una de las más mortíferas de todo el planeta como reconoce ONU, ha quedado ahora totalmente frustrada.
Sin duda, la voz más autorizada para expresar lo profundo del desencanto sobre lo sucedido en la capital tinerfeña proviene desde El Hierro, la isla más pequeña de Canarias y -de largo- la más perjudicada por el incesante tráfico de seres humanos que huyen del futuro que se les niega en el continente africano y hacen escala en Canarias por su afán de llegar al territorio continental europeo. Por eso, el presidente insular herreño, Alpidio Armas, no dudó ayer en calificar como “pantomima” la Conferencia Sectorial de Infancia y Juventud.
A su juicio, acabó con la “hipocresía” de que las comunidades autónomas solo acepten 347 menores migrantes no acompañados procedentes de Canarias, cuando las Islas ya soportan, al menos, unos 5.500 sin que hayan empezado las clásicas calmas en esta parte del Atlántico Norte, que se suceden en la segunda mitad del año, con lo que ello supone.
Otro indiscutible líder popular de Canarias (que no del PP), como es el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, prefirió elevar la exigencia a los elegidos en las Islas para representar su cuota de soberanía popular estatal y pedir que todos los diputados canarios en las Cortes, aunque tengan que romper la disciplina del partido, voten en defensa de los intereses del Archipiélago y, por tanto, a favor de la propuesta de modificación del artículo 35 de la Ley de Extranjería, para así poder atender la crisis humanitaria de la migración que viven las Islas, pues “esto no se puede posponer más”.
También desde Gran Canaria no dan crédito a la insolidaridad demostrada hacia el Archipiélago, al punto de que su presidente insular, Antonio Morales, también habló ayer de “fracaso” y de “tomadura de pelo” la cita santacrucera, al tiempo que consideró un “desprecio” hacia Canarias la distribución voluntaria pactada de 340 menores a varias comunidades. Su partido, Nueva Canarias, detalló en sus cuentas oficiales de redes sociales que, a su entender, se ha “dejado sola” a Canarias en lo que a la citada modificación de la Ley de Extranjería, y se antepuesto “los intereses en la Península a la solidaridad”, tras las conclusiones de la Sectorial de Infancia.
Hasta los promotores del frente institucional conformado por el Gobierno de España y el de Canarias, representado por el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y el presidente regional, Fernando Clavijo, reconocieron ayer que el acuerdo de redistribuir 340 menores dentro de unos meses -con suerte, visto el fracaso constatable de pactos anteriores idénticos al de esta semana- solo es un “parche”.
Cuarto cayuco que arriba con un cadáver a bordo en menos de una semana
Un hombre adulto de origen subsahariano falleció ayer a bordo de un cayuco que llegó anoche al muelle de Los Cristianos, en Tenerife, con 79 ocupantes, entre ellos dos mujeres y diez niños, en información facilitada a Efe por la Guardia Civil.
El cayuco fue localizado y remolcado por la Guardia Civil cuando se encontraba a unos 800 metros de la playa de Las Vistas, en Los Cristianos (término municipal de Santa Cruz de Tenerife).
Al llegar a tierra, se comprobó que había un cadáver. Entre los supervivientes se hallan seis niños, cuatro niñas y un bebé, todos en aparente buen estado, al menos en la evaluación inicial.
Se trata del cuarto cayuco que logra arribar a las Islas con cadáveres a bordo en menos de una semana tras los tres casos similares que tuvieron lugar en El Hierro. En el primer caso, falleció una mujer y los supervivientes aseguraron haber tirado por la borda otros siete cadáveres durante la travesía hasta Canarias. En el otro, no encontraron un segundo cadáver hasta que limpiaron el cayuco, ambos de varones, al igual que el hallado en el tercero.