Reino Unido

No sabemos lo que va hacer el laborista Keir Starmer cuando se instale en Downing Street, porque los laboristas británicos, por primera vez desde Gordon Brown, van a gobernar en el Reino Unido. Rishi Sunak, el último premier conservador, ha fracasado y su partido va a echarse a un lado, removido por los 46 millones de votantes que han acudido a las urnas, ayer. A los canarios nos interesan mucho las elecciones en el Reino Unido e Irlanda del Norte. Por el turismo. El laborista que va a ganar es partidario de relajar el Brexit, aunque no de convocar un referéndum para meterse otra vez en Europa. No sé si los europeos que vayan a Inglaterra, o al revés, van a tener que seguir llevando pasaporte o valdrá el DNI. Pero, en todo caso, Starmer suavizará las medias relativas al transporte y las pegas aduaneras. El asunto que subyace en estos comicios es, cómo no, la inmigración. Inglaterra vive el mismo problema que España, pero con medidas más restrictivas que ahora no sé cómo van a quedar. Ya no se hace agradable viajar por ahí, porque los aeropuertos son junglas, los controles son molestos y no se viaja como antes, porque las medidas de seguridad perturban al viajero. Se abre otra etapa en el Reino Unido, tras la muerte de Isabel II y la trágica llegada –con un cáncer a cuestas—, del viejuno Carlos III, aunque para mí no haya otro Carlos III que nuestro gran rey del mismo nombre, el mejor alcalde de Madrid. Pero no son buenos tiempos para el Reino Unido, desmantelada la Cámara de los Lores, con un rey sin carisma en el trono y con un Brexit que evita que Europa pueda hacer más por ese gran país. Además de una Commonwealth que ya no quiere serlo, sobre todo Australia y Nueva Zelanda, que pretenden poner pies en polvorosa.