Por Borja Sánchez. | Después de 16 días de competición llegó el momento más triste de los Juegos Olímpicos, el día de la despedida. La Ceremonia de Clausura de esta edición de la cita olímpica se celebró en el Stade de France de Saint Denis y arrancó con una preciosa actuación musical para abrir un evento donde se entregaron las últimas medallas de estos Juegos, las del maratón femenino.
A pesar de que muchos deportistas ya se habían marchado de París, se esperaba la asistencia a esta Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos de unos 9.000 deportistas de las 205 delegaciones que desfilaron, entre ellos los abanderados españoles, Jordan Díaz y María Pérez, ambos medallistas de oro en estos Juegos.
También se pudo ver a las delegaciones de países muy exitosos como China, Gran Bretaña o Australia. Pero especialmente, Estados Unidos, líderes del medallero gracias a sus 40 oros y más de 120 metales. También se vio, muy contenta, a Imane Khelif, la polémica boxeadora argelina, que fue abanderada de su país en esta ceremonia.
Se apagaron las luces en el Stade de France y sonó música de cuerda y viento para dar la bienvenida al primero de los grandes espectáculos de la noche. La luces iluminan las siluetas que había sobre el césped del estadio que dibujan los cinco continentes. La palabra récord se convirtió en el eje central de la ceremonia. Un paralelismo entre los récords deportivos, tan presentes en los Juegos Olímpicos, y la palabra récord como sinónimo de disco. Los aros olímpicos lucieron en lo más alto del cielo parisino, presidiendo el Stade de France.
Se ofreció un vídeo de todo el recorrido que ha realizado la antorcha olímpica desde el mes de abril, recorriendo no solo toda Francia, sino también sus territorios de ultramar, siempre de la mano de grandes leyendas, hasta llegar al Jardín de las Tullerías donde se encontraba el espectacular pebetero en forma de globo aerostático.
Luego llegaron los discursos y el momento del relevo con el himno de Estados Unidos sonando fantásticamente y la aparición de Tom Cruise al estilo Misión Imposible bajando desde lo alto del estadio suspendido por un cable para recibir la bandera olímpica de la mano de Simone Biles y llevarla en moto hasta Los Ángeles. Red Hot Chilli Peppers, californianos, tomaron el relevo en la parte final de una gala para la historia.
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