El 14 de diciembre de 2009, a las 14.09 horas UTC, era lanzado a bordo de un cohete Atlas II desde el base de la Fuerza Aérea de Vandenberg, en California, el telescopio espacial NEOWISE.
Ubicado en una órbita a 525 kilómetros de altitud, NEOWISE contaba con un telescopio infrarrojo de 40 centímetros de diámetro y era operado por el JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA.
Aunque se esperaba que la misión se diera por concluida el próximo año, el aumento de la actividad solar ha causado el calentamiento y expansión de la atmósfera superior, aumentando la resistencia y causando el descenso de la nave. La carencia de un sistema de propulsión con el que recuperar su órbita, ha precipitado su final.
El pasado jueves, los controladores del JPL enviaban a la nave el último comando que recibiría, que no sería otro que la orden de apagado de sus sistemas y transmisiones. El comando definitivo ponía el punto y final a 14 años, 7 meses y 17 días de misión, una vida mucho más larga de la esperada inicialmente por sus planificadores.
MISIÓN ORIGINAL
Originariamente, la misión recibió la nomenclatura de WISE, acrónimo de Wide-field Infrared Survey Explorer (Explorador de Infrarrojos de Campo Amplio, en español) y había sido planificada para operar durante un periodo total de diez meses. Durante ese tiempo, el telescopio debía observar el cielo en cuatro longitudes de onda diferentes de la banda infrarroja.
A lo largo de su misión principal, WISE realizó detecciones infrarrojas de más de 158.000 planetas menores, de los cuales más de 34.000 fueron nuevos descubrimientos.
Sin embargo, el telescopio espacial agotó en septiembre de 2010 el refrigerante criogénico necesario para impedir que el propio calor generado por la nave impidiera el correcto funcionamiento de sus detectores.
Aunque el mapeado del cielo pudo continuar cuatro meses más utilizando los dos detectores de longitud de onda más corta, poco después, en febrero de 2011, todos los sistemas de la nave fueron finalmente puestos en modo de hibernación.
UNA SEGUNDA VIDA
Dos años más tarde, la NASA determinó que, aunque la falta de refrigerante impedía la observación de objetos débiles y distantes, el telescopio aún sería capaz de observar asteroides y cometas que pasan cerca de la Tierra y que emiten una fuerte señal infrarroja debido al calentamiento solar.
Bajo este nuevo cometido, la nave volvió a la vida en diciembre de 2013, cuando fue reactivada para cumplir con su nueva misión: estudiar la población de objetos cercanos a la Tierra que podrían representar un riesgo de impacto en el futuro.
Estos objetos cercanos a la Tierra se denominan NEO (Near Earth Object), acrónimo que sumado al WISE original de la misión dieron lugar a NEOWISE, el nombre por el que ha sido conocido este centinela de los cielos y su labor de observación de los asteroides y cometas de nuestro entorno.
“NEOWISE ha sido fundamental para cartografiar el cielo y comprender el entorno próximo a la Tierra. La enorme cantidad de descubrimientos de la misión ha ampliado nuestro conocimiento sobre asteroides y cometas”, afirmó Laurie Lashin, director del JPL.
El telescopio realizó un total de 1,6 millones de mediciones infrarrojas de más de 44.000 objetos diferentes del sistema solar a lo largo de su vida, entre ellos 1.598 objetos cercanos a la Tierra y 291 cometas.
Además del enorme legado científico que nos deja, la experiencia y el conocimiento que han sido proporcionados por NEOWISE han sido claves para el desarrollo del primer observatorio espacial infrarrojo específicamente diseñado para la vigilancia de asteroides y cometas potencialmente peligrosos para la Tierra. Este nuevo telescopio espacial, actualmente en desarrollo, llevará por nombre NEO Surveyor y su lanzamiento está previsto para septiembre de 2027.
En palabras de Amanda Mainzer, investigadora principal del proyecto, “NEOWISE ha proporcionado datos únicos y de larga duración del cielo infrarrojo que los científicos utilizarán durante las próximas décadas. Pero su legado adicional es que ha ayudado a sentar las bases para el próximo telescopio espacial infrarrojo de defensa planetaria de la NASA”.