Antona, un apellido políticamente influyente en las Islas en la segunda y agitada década de este siglo, pudo ser presidente de Canarias y, ahora, se diría que declinó la invitación por coherencia personal, que no fue bien recibida en Génova, su ‘casa’ en Madrid, la sede del PP.
La marcha de Soria lo había aupado, pocos años antes, al liderazgo de su partido en el Archipiélago, territorio al que el PP nunca le ha sabido coger el tranquillo. Sin embargo, Antona sí caía bien socialmente, ideologías aparte, ha sido un hábil parlamentario y ha enarbolado siempre por bandera a la isla de Tanausú. Con su coronación regional ganaban los palmeros y, en la calle Real, el titular en DIARIO DE AVISOS se leía como un ascenso de categoría política de La Palma, que iba implícita en el nombre del nuevo líder del PP.
Renuncias como la de Asier Antona ayer del Congreso de los Diputados -la plaza por la que saliva todo político en España- suelen tener una intrahistoria que no siempre trasciende. Cuando cesó en la presidencia del PP canario hace cinco años y fue senador por la comunidad autónoma -más todos los cargos con que le quiso compensar Pablo Casado en esa Cámara y en la dirección del partido- era vox pópuli que le reprochaban el fracaso de no haber presidido el Gobierno canario en un pacto del PP con CC y Ciudadanos.
En esta ocasión se va de Madrid, una especie de viaje de retorno, cuando diríase que navegaba dentro del PP de Feijóo con viento a favor. Pero nunca se sabe. La plaza de diputado es tan golosa que es inevitable hacer conjeturas. Lo único cierto es la frase con que se despide: “Siempre dije que, si tenía que elegir, no tenía dudas. Hoy y siempre mi elección es Santa Cruz de La Palma”. En campaña, sus rivales sospechaban lo contrario, que renunciaría a la Alcaldia por el escaño en Madrid. Ha vuelto a sorprender con esta decisión que le honra y le aparta de la primera línea de la política nacional en la legislatura más pendenciera que se recuerda. Coincide el anuncio con la estancia de Feijóo en Canarias para estrechar lazos con Clavijo en las políticas-trampa sobre inmigración y menores. Se desconoce si es un aviso a navegantes o el navegante, simplemente, elige la ruta canaria.
Que nadie infravalore los gestos y las gestas de Asier Antona. En los años de plomo, ya a finales del siglo XX, ETA mató al concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco y Antona, un veinteañero que estudiaba Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad del País Vasco, fue uno de los fundadores, junto a Fernando Savater, Jon Juaristi e Ibarrola, entre otros, del Foro Ermua, lo que equivalía a colocarse bajo el foco de los terroristas.
Santa Cruz de La Palma tiene a un alcalde de densa y, a veces, neurálgica vida política, al que algunos episodios decisivos le sitúan en el ojo del huracán. Cuando, en junio de 2019, CC le ofreció a Antona presidir el gobierno canario en aquella alianza de centro-derecha, el politico palmero desaconsejó a su partido aceptar la oferta (bajo la teoría del caramelo envenenado). Teodoro García Egea, número dos de Casado, y el líder de CC, Fernando Clavijo, habían convenido ese acuerdo, pero Antona no transigió. Clavijo, entonces imputado, creía optar por la única fórmula viable de evitar la llegada de la izquierda, pero ni con la componenda de Australia Navarro fue posible. Antona, que había fraguado su carrera en un pacto endiablado del PP con el PSOE en La Palma, dijo nones y llegaron los socialistas.
Lo haga por la Bajada de la Virgen de 2025 o por la razón que sea, lo cierto es que se alegrarán los palmeros y la familia.