ecoactualidad

El santuario de biodiversidad que asombra al mundo

Con una concentración extraordinaria de endemismos y ecosistemas únicos, La Gomera enfrenta el desafío de preservar su riqueza biológica ante los grandes retos ambientales
La Gomera
Herrerillo canario (Cyanistes teneriffae) en Parque Nacional de Garajonay, La Gomera.

Las Islas Canarias han sido desde siempre un enclave de singularidad biológica, un verdadero oasis en medio del Atlántico donde el aislamiento geográfico ha dado lugar a una biodiversidad única. La Gomera, una de las islas de menor extensión del archipiélago, destaca como un laboratorio natural de la evolución. Su topografía, con escarpadas montañas, profundos barrancos y una amplia variedad de microclimas, ha permitido la aparición de especies que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. A lo largo de sus 370 kilómetros cuadrados, La Gomera alberga una riqueza biológica que sorprende a expertos y visitantes por igual.

Este particular refugio de la naturaleza tiene una de las concentraciones más altas de especies endémicas de Europa, convirtiéndola en un auténtico oasis de la biodiversidad. Sin embargo, esta riqueza natural enfrenta amenazas que obligan a redoblar los esfuerzos de conservación y a concienciar a la sociedad sobre su importancia.

La capital de los endemismos en Canarias

El concepto de “endemismo” en La Gomera no es una exageración. La isla cuenta con más de 1.000 especies que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta, lo que representa una cifra sorprendente para su superficie. El 25% de las especies vegetales y animales de la isla son endémicas, lo que significa que son exclusivas de este territorio. Además, en cada kilómetro cuadrado de La Gomera se pueden encontrar dos especies endémicas de media, un dato que habla por sí solo acerca de la singularidad de su biodiversidad.

Los bosques de laurisilva del Parque Nacional de Garajonay, considerados como uno de los principales ejemplos de bosque subtropical del mundo, son el hogar de muchas de estas especies. Se trata de un reducto del Terciario que en algún momento cubrió amplias áreas del sur de Europa y el norte de África, pero que hoy solo se conserva en Canarias y Madeira. Este bosque, siempre verde, está formado por una densa cubierta de árboles perennes que, gracias a los vientos alisios y la influencia del “mar de nubes”, mantiene un nivel constante de humedad, creando un microclima perfecto para albergar la concurrida vida que lo caracteriza.

Grandes ecosistemas en una pequeña isla 

La gran variedad de ecosistemas en La Gomera es otra de sus características más llamativas. En el reducido espacio que posee la isla, se encuentran desde matorrales costeros y bosques termófilos hasta pinares naturales en altitudes elevadas. El pinar canario, por ejemplo, crece en las zonas más altas de la isla, en roques volcánicos como Los Roques de Garabato en Vallehermoso, el Roque de Imada y el Roque de Agando. Estas formaciones son únicas en el mundo, ya que en pocas regiones se pueden encontrar pinares a mayor altura que los bosques subtropicales.

Por otro lado, en las zonas bajas, los matorrales costeros o tabaibales albergan especies tan singulares como la tabaiba amarga (Euphorbia berthelotii), un endemismo gomero que se ha adaptado perfectamente a las duras condiciones de los suelos áridos y salinos cercanos al mar. Estos contrastes entre zonas costeras y montañosas dotan a la isla de una riqueza paisajística que contribuye a la gran diversidad de especies que allí habitan.

El frágil equilibrio de la flora y fauna

La fauna de La Gomera también es de una riqueza excepcional. Aunque a menudo se pone más énfasis en su flora, los animales que habitan la isla juegan un papel clave en el mantenimiento del equilibrio ecológico. El lagarto gigante de La Gomera, un reptil que se creía extinto hasta su redescubrimiento en los acantilados de Valle Gran Rey, es uno de los ejemplos más notorios de la fragilidad de la biodiversidad insular. Este reptil, que puede alcanzar hasta un metro de longitud, es una de las especies más amenazadas del planeta y un símbolo del esfuerzo por preservar las joyas naturales de la isla.

Pero la fauna no se limita a los reptiles. La avifauna también es notable, con especies como las palomas turqué y rabiche. Estas aves, junto con otras especies endémicas, son auténticas reliquias vivientes que nos hablan de un tiempo pasado en el que las islas eran lugares de refugio para muchas especies ante los cambios climáticos que afectaban al continente.

Retos ambientales

Aunque La Gomera sigue siendo un referente en conservación, no está exenta de las amenazas que afectan a la biodiversidad global. El cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la isla. La alteración de los patrones ambientales, especialmente en lo que respecta a la llegada de las lluvias y la formación del “mar de nubes”, afecta directamente a los ecosistemas que dependen de la humedad constante, como el monteverde. Si estos cambios persisten, muchas de las especies endémicas de La Gomera podrían verse en peligro.

Otra amenaza proviene de las especies invasoras que han tenido un impacto devastador en la fauna local, especialmente en los reptiles y aves, alterando los ecosistemas y reduciendo especies endémicas. Aunque la actividad humana es moderada en La Gomera, el aumento del turismo también ha incrementado la presión sobre los espacios naturales, haciendo crucial una gestión responsable y un turismo sostenible que permitan conservar estos frágiles ecosistemas.

La Gomera es mucho más que un destino turístico o un enclave exótico. Es un verdadero santuario de biodiversidad, un lugar donde la naturaleza ha seguido su curso a lo largo de millones de años, creando un entorno único en el mundo.

TE PUEDE INTERESAR