La llegada de una nueva imagen de Santa Minia a la parroquia de Brión ha generado un auténtico revuelo en el pequeño pueblo coruñés. La donación, realizada por un devoto encomendando la recuperación de un familiar enfermo, ha dividido a los vecinos entre quienes apoyan la nueva talla y quienes la rechazan. La tensión quedó en evidencia durante la tradicional romería de Santa Minia, celebrada este pasado fin de semana, que congregó a cientos de personas para conmemorar el 156 aniversario de la llegada de las reliquias de la mártir desde Roma.
El debate no es solo sobre la necesidad de una nueva imagen, sino también sobre su aspecto. Las comparaciones no se han hecho esperar: desde Camilo Sesto hasta Yola Berrocal, pasando por un ninot fallero. “La niña de la curva, clavada”, comenta entre risas Sandra, una vecina entrevistada por Mañaneros de TVE, mientras señala la imagen expuesta. Las opiniones sobre la figura son variadas, pero hay algo claro: Santa Minia no convence a todos.
La nueva talla, que muestra a la santa de pie y con un gesto sonriente, contrasta con la imagen tradicional, que representa a la santa tumbada y con una expresión más seria. “Non ten nada que ver coa nosa santa de toda a vida. Parece Yola Berrocal“, señalaba un vecino a la televisión gallega, según recoge La Voz de Galicia. Para algunos, la pérdida de la seriedad en la nueva representación es imperdonable. “Santos bonitos como antes non se fan”, lamentaba otro lugareño.
Pero no todos los vecinos se sienten contrariados. Para algunos, la sonrisa de la nueva Santa Minia es un soplo de aire fresco. Además, muchos consideran que la intención de quien ha donado la imagen merece respeto. “Por tratarse de una donación, deberíamos valorar el gesto más allá del aspecto de la talla”, afirma un grupo de fieles, mostrando su apoyo al nuevo símbolo religioso.
José Luis Dorelle, párroco de Brión y responsable de aceptar la donación, defendió la decisión explicando que la nueva imagen no sustituirá al tradicional cuerpo de cera que reposa en el sepulcro de la capilla, una obra elaborada por el escultor compostelano Pedre en 1905. “La nueva imagen no reemplaza la existente, sino que incrementa el patrimonio religioso de la parroquia”, aclaró. Además, enfatizó que el trasfondo de la donación es una “historia de superación” que merece ser celebrada.
El fin de semana pasado, la nueva talla fue mostrada en el exterior de la iglesia, donde se realizan las misas durante la romería. Sin embargo, lo que parecía un acto destinado a enriquecer la devoción local se ha transformado en un punto de controversia, poniendo de manifiesto que, cuando se trata de fe y tradición, la imagen también cuenta.
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