despuÉs del parÉntesis

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Y ahora qué? Partimos de un principio incuestionable: EE.UU. es uno de los ejemplos supremos de democracia en este mundo. Y lo es por asumir para sí un sistema constitucional admirable y por el valor único de los derechos particulares. Al punto de enfrentamientos con la razón, como la compra indiscriminada de armas de fuego o el celo por la propiedad, tanto que un niño puede morir por disparos en el jardín de un vecino por la búsqueda de su balón. Mas eso queda. También que ese país acaba de decidir quién lo gobernará en los próximos cuatro años. ¿Quién? Un ultraderechista y fundamentalista, convicto y con juicios pendientes que afrontar. Lo cual convoca la pregunta: ¿por qué el país más importante del planeta eligió como eligió? Se aducirá que una de las cuestiones que se encuentran detrás de la respuesta consiste en la situación hoy de esa entidad frente a la China que empuja. “Volver a ser grandes”, se proclama. De donde no se aclara la lógica de los votos.

Acuerdos programáticos o económicos serían los que habrían de asentarse frente al ruido de las diferencias. Pero no ocurre: el nacionalismo, impropio y abyecto en sus extremos. Y lo que conlleva lo que vendrá. El globo anda como anda, ¿qué resoluciones obtendrá? Frente a la masacre de Israel en Palestina y el Líbano, frente al adorado Putin en su anexión de un país soberano o frente al cambio climático. Esas historias son las que los seres consecuentes se proponen solucionar porque siempre el juicio ha de proyectarse ante los desastres y las desmesuras. En esa punta los sensatos. ¿Allí? Donald Trump contra la inmigración o contra su vecino México, muro de contención/separación incluido, contra las renovables y el “ahorro” (entre comillas) de 80.000 millones de dólares, contra las prestaciones sociales a los desfavorecidos con más millones de ciudadanos sin acceso a la medicina, contra las imposiciones del Estado que los llevarán en materia de impuestos al siglo XIX, más recursos para gastos militares que ponen a la OTAN y a sus aliados en el punto de mira, más presión con aranceles a los productos extranjeros (para asombro de Europa y China).

Es decir, hacia lo que apuntan los dichos valores es a que quien preside ahora ese país, que se llama EE.UU., se encuentra fuera de lo que consigna la conciencia y la responsabilidad, en deberes, en reconocimientos, en desarrollo, en cordura. De nuevo la pregunta: ¿eso es EE.UU., una nación que se encuentra fuera de órbita? Las elecciones son las elecciones, cierto. Pero una frase de Borges acaso venga a cuento: la democracia es una exageración de la estadística. ¿Se acepta para el caso?

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