El Jardín de Aclimatación de La Orotava o Jardín Botánico sufrió consecuencias significativas por la borrasca Dorothea. Las fuertes rachas de viento, que superaron los 70 kilómetros por hora, originaron la rotura de ramas y la pérdida de una gran cantidad de hojas debido al aire extremadamente caliente, que secó mucho el ambiente y las quemó.
El recinto se recupera poco a poco y prueba de ello es que el fin de semana abrió sus puertas después de permanecer siete días cerrado al público porque era necesario revisar todas las plantas, retirar el material -que se composta y se utiliza como materia orgánica en el mismo jardín- y limpiar. Pero la operación no ha terminado. La próxima semana se hará una revisión definitiva y se decidirá si es necesario solicitar ayuda de alguna empresa de poda de altura porque hay árboles que miden más de 30 metros y requieren de maquinaria y personal especializado.
Así lo confirma su director, Alfredo Reyes Betancort, quien precisa que la zona más afectada fue la del Sureste. En ese espacio, el árbol que más sufrió fue la caya amarilla (Sideroxylon foetidissimum) que perdió 3 de sus 5 ramas principales, al que se le tendrá que reducir bastante la copa para evitar que quede muy desequilibrado o se vaya hacia un lado u otro. Para evitarlo, se hará una especie de “equilibrado de la rama”, eliminando las partes rotas y se mantendrá mediante los chupones, explica.
Los tuliperos africanos (Spathodea campanulata) que franquean la escalinata hacia el estanque superior, también sufrieron la pérdida del follaje y la rotura de ramas de gran grosor, mientras que la pomarrosa (Syzygium jambos) quedó completamente desnuda.
Otros árboles que se vieron perjudicados fue la jacaranda (Jacaranda mimosifolia) que vio tronchada una de sus ramas principales debido a las fuertes rachas de viento, el “impresionante” Agathis, que perdió numerosas ramas cortas, y las higueras de Lord Howe (Ficus macrophylla f. columnaris) a las que les ocurrió lo mismo con una gran cantidad de ramas secundarias. En este sentido, Reyes explica que “es una de las especies que más sufre este tipo de vientos debido a la fragilidad de su madera, sin embargo, es quizá la que mejor se recupera por su rápido crecimiento”.
“Son situaciones que ocurren después de este tipo de tormentas y dañan a ramas muy grandes que pierden parte de la copa ya que cuando son pequeñas los perjuicios no son tan significativos”, añade Reyes.
“Las heridas son importantes y hay árboles a los que les va a costar recuperarse”, subraya el director. En este caso, se deberán revisar con mayor frecuencia y cuidado “porque las ramas que salgan nuevas, debido a los grandes cortes que han sufrido, son más débiles y es probable que ante un nuevo temporal se vean más afectadas”.
El Jardín Botánico cuenta actualmente con unas 1.000 especies diferentes en exposición, a las que se suman las que están en los viveros. La parte del Jardín en la que se ejecutan las obras de ampliación no se ha visto afectada. Los ejemplares que están allí plantados han resistido el viento y no hay ningún daño que lamentar.
Alfredo Reyes indica que borrascas con características como las Dorothea llevan su tiempo de recuperación, y aunque en esta ocasión hay árboles “que han salido mal parados, no hemos perdido a ninguna especie”, destaca Reyes.
La Hijuela del Botánico, protegida por los edificios
En La Hijuela del Botánico, en La Orotava, los vientos fueron más intensos, pero la protección de los edificios que la rodean parece haber evitado daños mayores, confirma Alfredo Reyes. Aun así, el viento tiró un pie de platanera, un helecho arbóreo y “un viejo y maltrecho” pie del laurel de Nueva Zelanda (Corynocarpus laevigatus). En el caso de este recinto, los árboles más afectados por pérdidas de numerosas ramas cortas fueron el podocarpo africano (Afrocarpus falcatus) y el pino de Norfolk (Araucaria heterophylla).