tribuna

Alto el fuego

Zelenski ha acordado con EE.UU. un alto el fuego por treinta días. Es menos que la obligación normal para pagar una letra, pero bienvenido sea si con eso se abre la puerta para una paz más duradera. Ahora estamos a la espera de lo que diga Moscú, que exige que el acuerdo sea firmado allí, como si se tratara del país agredido. Trump ha conseguido enderezar parcialmente una situación que parecía torcida. Al mismo tiempo, en Groenlandia ha ganado las elecciones un partido independentista moderado que, en algún sentido, alimenta las pretensiones de alianza con Washington. A pesar de estas aparentes victorias locales, la guerra que se desencadena en la bolsa de Nueva York no es favorable al nuevo planteamiento político norteamericano. Todos confían en que lo de los aranceles es una crisis pasajera y que las cosas volverán a la normalidad por la cuenta que le trae a la economía, que es la que siempre manda.

En Europa van decididamente al rearme y Úrsula von der Layen ha dicho que el gasto será asumido país a país, igual que el partido a partido de Simeone, con lo cual cada uno tendrá que sudar su camiseta y no pretender que haya una para todos. Si alguien pensaba que le iba a hacer ojitos a Sánchez, en eso se equivoca. El problema lo tenemos en casa y se ha intentado paliar con una reunión en la cumbre con Yolanda, como si no se vieran todos los días en los asuntos de gobierno. Yolanda no representa a lo que tiene que representar, y por un lado anda Más Madrid y por otro IU, que mantienen su posición a ultranza en lo referente a los gastos de defensa. De Podemos ni te cuento, y cuando la cosa deje de resolverse en las cocinas presupuestarias, transfiriendo fondos de unos ministerios a otros, ya veremos lo que dicen los demás socios de la investidura. Sánchez quiere evitar a toda costa una foto con la fachosfera, y la fachosfera oretende que se demuestre la debilidad que tienen sus pactos en según qué supuestos, y este de Europa parece extremadamente importante. Por si fuera poco, ayer El País escenificó las opiniones contradictorias de dos ex Jemad, donde resucita el Julio Rodríguez, de Podemos, para colocar cada tema en su sitio.

No está la cosa muy clara y se ha puesto en marcha el espectáculo de cerrar filas en una formación que no encuentra un punto de acuerdo en lo fundamental. Y luego anda Puigdemont rebañando para casa todo lo que puede. En el PSOE dicen que es Illa el que va a gestionar las competencias de inmigración, pero lo más peregrino es el argumento de que esa operación consiste en acercar la administración al administrado. En esa afirmación se encuentra la quiebra al concepto de igualdad entre todos los españoles consagrado en la Constitución. Si fuera así, lo recomendable sería que todas las autonomías disfrutaran de ese beneficio, y volver al café para todos, que es en lo que parece que se convirtió lo de la quita de la deuda. Ayer se lo repetía la ministra Elma Saiz a Risto y a mí me hacía pensar en la pobreza de sus justificaciones. En resumen, que me alegro del acuerdo del alto el fuego y me entristece comprobar cómo aquí se sigue quemando el monte y no hay un solo bombero que esté dispuesto a sofocar el incendio.

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