En plena efervescencia de la semana de ferias de arte en España, Justmad 2025 -celebrada del 6 al 9 de marzo en el Palacio de Neptuno de Madrid bajo la dirección de Óscar García García- se ha convertido en uno de los espacios destacados para descubrir y reconocer nuevas voces. Entre las propuestas ofrecidas, destacó la performance Sutura continua, de la artista canaria Romina Rivero. En ella, la creadora repara la bandera española puntada a puntada, un gesto a la vez frágil y rotundo que evoca “la necesidad de restañar heridas, tanto personales como colectivas”.
Para defender 50 años de libertad y democracia, con una sencillez contundente y un fuerte componente simbólico, Rivero propuso la acción de suturar la bandera española en vivo, evocando la necesidad de reparar, cicatrizar y resignificar aquellos fragmentos que conforman la identidad colectiva.
La pieza bebe de la propia delicadeza reflexiva de la artista, del cuestionamiento de las estructuras sociales y el énfasis en la reivindicación de los cuerpos y las comunidades. Este acto de sanación a través de una intervención quirúrgica pone de relieve cómo, a menudo, el verdadero tejido social precisa ser restaurado con minuciosidad y empatía. Así, Rivero sugiere desde lo médico “un acto de diafanidad, resistencia y transmutación, porque en este caso el proceso de abrir la herida es para que respire. Transformar el dolor en dignificación”, indica.
La apuesta de Rivero se aleja de la provocación; su performance ofrece un espacio para la reflexión y la esperanza, dejando entrever un respeto por la complejidad del símbolo que elige reparar. Representada por la lagunera Galería Artizar, Romina Rivero forja un discurso sólido y a la vez accesible, capaz de conectar con espectadores especializados y con quienes se acercan por primera vez al mundo del arte. Su lenguaje se orienta a desentrañar las heridas sociales y proponer gestos de reconciliación.
LA FRAGILIDAD Y LA VALENTÍA
Sutura continua busca conmover a un público diverso y heterogéneo. En cada aproximación de los bordes de la herida entabla un diálogo sobre la fragilidad y la valentía de recomponer aquello que define al ser humano. En un contexto en el que el arte se vive con especial intensidad, la propuesta de Romina -avalada por el comisariado de Óscar García García- invita a imaginar futuros en los que la cicatriz, lejos de ser un tabú, devenga en el testimonio vivo de la capacidad para regenerarse.