Por Benjamín Reyes / Víctor y La Nube comenzaron su andadura musical en 2014 y llevan ya más de 700 conciertos. Este singular dúo musical, integrado por Víctor Herzog y Haridián Nube, ofrece una fusión de estilos que bebe de la rumba, el reggae, el funk y el pop. Han publicado dos elepés (El Cuentista y la Peliculera, 2015, y 11 viajes, 2019) y un EP (Metamorfosis, 2022). El público podrá disfrutar de su música vitalista el 19 de abril (20.30 horas), en el concierto que protagonizarán en el capitalino Equipo PARA (La Marina, 4). Las entradas se pueden adquirir de forma anticipada en el sitio web tickety.es al precio de ocho euros (en taquilla, serán diez). Los socios del Equipo PARA podrán acceder por tres euros.
-¿Cuándo comienzan su andadura musical juntos?
Nube: “Musicalmente nacimos en Fuerteventura en 2014, aunque hicimos un par de conciertos previos en Madrid y nuestro primer disco, El Cuentista y la Peliculera, lo grabamos allí con los músicos del grupo Karaemba, del que Víctor formó parte entre 2008 y 2013”.
Víctor: “En Fuerteventura grabamos nuestro primer videoclip profesional: Fuerteventura es viento. Antes habíamos hecho algunos videoclips muy caseros”.
-Nube viene del mundo del teatro. ¿Cómo lo incorporan en sus directos?
N.: “En un principio incluíamos más coreografías. Poco a poco nos hemos centrado más en la parte musical. Las coreografías de danza las incorporamos más ahora en nuestros videoclips que en los directos”.
V.: “Ella baila a la vez que canta. Transmite mucho”.
-¿Cuáles son sus influencias?
N.: “Bebemos del reggae, la rumba, el funk y el pop. Tina Turner y Bob Marley son mis principales influencias. También me gusta mucho Sade o Mecano. Todo lo que sea bueno”.
V.: “Tiramos mucho de los clásicos: Kiko Veneno, Manu Chao, Camarón, Extremoduro…, pero también de cantantes actuales como El Kanka”.
“Al componer nos apoyamos. Si nos parece bien a los dos, entonces empezamos a tirar del hilo”
-Los descubrí en un concierto en Lavaderos Live Music y me sorprendió el empleo de sonidos onomatopéyicos.
N.: “Fluimos. No lo pensamos, sale de forma natural”.
V.: “Como no tenemos trompetista, imitamos el sonido con la boca. Es un recurso”.
-¿Cómo definirían su estilo?
N.: “Sobre todo intentamos contagiar buen rollo. Cuando escribo una canción, lo hago pensando en mí porque es un mensaje que vas a repetir muchas veces”.
V.: “Hacemos canción de autor. En nuestras letras nos desfogamos”.
-Componen sus propios temas.
N.: “Sí, a pachas. Nos apoyamos. Si nos parece bien a los dos, tiramos del hilo”.
V.: “A veces la cosa fluye, pero otras no”.
-Han protagonizado más de 700 conciertos. ¿Tienen algún ritual antes de salir a escena?
N.: “Concentrarnos, respirar y calentar la voz”.
V.: “Al principio, cuando tocábamos en Fuerteventura, tomábamos unos chupitos, pero pronto vimos que era mal negocio y lo dejamos. En los conciertos hay que ser profesional y respetar a la gente que te va a ver”.
-¿Qué es lo más curioso que les ha pasado en un concierto?
N.: “De todo. Una vez nos dio un ataque de risa y no pudimos parar, que se te olvide la letra o se vaya la electricidad”.
V.: “Una vez un perro orinó en un altavoz. Pase lo que pase, el show debe continuar”.
“Muchas veces, la fórmula que utilizamos en el escenario es interpretar una versión cada dos temas propios; no renunciamos nunca a tocar nuestras canciones”
-¿La música está suficientemente valorada en España?
N.: “Depende con quién hables. La música no es solo ocio, puede sanar. Hemos tocado en centros con personas con alzhéimer. Cuando tocábamos Bésame mucho, se acordaban de la letra y recordaban momentos de su vida. Hacer música es una manera de sanarnos”.
V.: “El público se ha acostumbrado a tener toda la música gratis. Detrás de cada álbum hay un gran trabajo, un trabajo invisible. Una canción nos puede llevar dos meses. Las plataformas digitales se quedan con la mayor parte del dinero”.
-¿Lo de hacer versiones se nos está yendo de las manos?
N.: “Entre col y col, lechuga. Cuando te enfrentas a un público que no te conoce, es un gancho para conectar”.
V.: “No hemos renunciado nunca a tocar nuestras propias canciones. La fórmula que adoptamos muchas veces es tocar cada dos canciones nuestras, una versión. Disfrutamos muchísimo cuando podemos hacer solo nuestro repertorio”.
-En 2023 cerraron el 16% de las salas de música en Gran Bretaña. Se está planteando implantar la tasa Taylor Swift, en la que se destinaría una libra esterlina de cada entrada de conciertos en grandes estadios para las pequeñas y medianas salas. ¿Qué les parece la idea?
N.: “Sería una buena idea aplicarlo en España. Cuando llegamos a Santa Cruz de Tenerife pensábamos que iba a ver más salas para tocar. Sería una forma de fomentar la música en pequeñas salas como Equipo PARA, Rayuela o MusiCanarias”.
V.: “Me parece una idea fantástica”.
-¿Qué se va a encontrar el público que acuda a su concierto del 19 de abril en Equipo PARA?
N.: “Buen rollito”.
V.: “Se lo van a pasar bien. Van a ver algo auténtico y fresco”.