Gervasio Cabrera valora la lentitud tanto como el trabajo con las manos, dos ingredientes que son fundamentales en su creación artística. “Cada vez es más difícil que la gente se sitúe delante de algo y disfrute más de cinco o diez segundos; yo quiero que se pare y observe los muchos juegos de las formas en los dibujos, que adivine las 20 cosas o más que puede descubrir en las piezas, porque, además, voy a la exposición con una actitud, digamos, humilde. Mi planteamiento es uno, pero quiero que la gente sea libre ante la obra; nunca hago las piezas como una cosa cerrada, sino que busco que sea un marco más abierto en el que el público sea partícipe, por eso para mí el tiempo es fundamental”.
No es casualidad que la exposición que ofrece en la sala lagunera Espacio Bronzo hasta el 29 de mayo se titule El tiempo en pausa. Entrar a la sala es tomarse al pie de la letra la invitación de Cabrera y asumir la misma actitud con la que el especialista en dibujo publicitario devenido en escultor adopta para crear sus propuestas artísticas: lo primero es observar. En su caso, la naturaleza.
LAS PEQUEÑAS COSAS
“La obra que presento en Bronzo está influenciada por observar mucho, por caminar, ver y disfrutar de los caprichos que dé la naturaleza, porque considero que prácticamente todo está inventado, todo lo que podamos hacer está ya hecho, está realizado por la naturaleza, y nosotros lo que hacemos es copiarla, así que intento inspirarme con este tipo de observación, con la que me detengo en aquellas pequeñas cosas que pasan desapercibidas cuando se va demasiado rápido por la vida. Yo intento ir lo más tranquilo, pausado, y quiero captar esa esencia”.
El tiempo en pausa presenta cuatro series de obras que se distinguen con sus propios títulos y por el empleo de materiales o técnicas diferenciados. Dos de estas series son de dibujos sobre PVC, siete en total -de bolígrafo para la serie Paisajes y con bolígrafo y tinta para Viento-. A estas obras se suman cinco esculturas de alambre de la serie Vínculos y 10 piezas de pasta cerámica, que constituyen la serie Fragmentos.
“Los dibujos tienen muchos matices y son fundamentales para entender las esculturas. Invito al público a que rebusque en la observación, o sea, con ese tiempo pausado para observar. Los dibujos de Viento están tratados como si el soporte de PVC fuera una plancha de grabado; dibujo con presión sobre el bolígrafo para hacer un surco, como si este fuera un punzón de grabado y el soporte, la plancha de cobre, y después paso una imprimación con tinta de grabado; de esta manera se intensifican los tonos oscuros. En la otra serie de dibujos actúo y trabajo con el bolígrafo directo sobre el PVC”.
LA SENCILLEZ
En las esculturas, el artista tinerfeño intenta, “sobre todas las cosas, usar materiales sencillos, que me sirven para alcanzar mis objetivos con la forma”. En Vínculos emplea alambre para hacer las figuras colgantes. “Es un alambre galvanizado con el que voy anudando unos trozos con otros y creando una forma que no está definida en el primer momento, porque no trabajo sobre bocetos”, como si dibujara en el aire y el trazo de tinta fuera sustituido por el hilo de metal. “Es como una especie de mantra que va uniendo alambre con alambre y solo el azar o el momento que tienes en el día va creando la forma; es una manera de trabajar que me parece más atractiva que basarme en una forma predefinida”.
Las piezas de cerámica son de una pasta modelable que se utiliza para hacer manualidades: “La descubrí hace más de 30 años, me da unas posibilidades tremendas. Para mí no hace falta que sea un material noble, sino buscar formas de expresión”.
El trabajo de Cabrera es guiado por la espontaneidad. En los dibujos, empieza “a rayar de forma caótica y después se van uniendo líneas, y esas líneas van creando una forma y sobre esas formas lo desarrollo”. Sin embargo, ese caos inicial “acaba siendo casi una cuestión matemática”.
Espontaneidad y adaptación, como en el mundo natural. “La naturaleza lo es todo para mí. Me dice muchas cosas y me ayuda en muchas otras”, indica con una expresión entusiasta, tan vibrante como la que late en las piezas que presenta en Bronzo.