por qué no me callo

Dos Sánchez, dos Españas y dos PP en Madrid

En otra época, no necesariamente más distendida, se hacía mención de Sánchez para referirse a Paco Sánchez, el director y fundador del IAC, que cumple medio siglo. Los tiempos cambian y este domingo se coreaba el nombre de Sánchez, el presidente actual, como si fuera un “capo” y esta democracia una “mafia”.

La política estriba ahora en esa clase de obscenidades. Todo el mundo sabe la estela que arrastra la derecha española, lo de Bárcenas y lo que te rondaré morena, con los casos inconclusos de Kitchen, Gürtel, Púnica, Lezo …, que irán goteando hasta 2026, a orillas de las elecciones generales. Más los casos bombásticos de la Dana de Valencia (227 muertos, el 29-O de 2024) y las residencias en el Madrid pandémico (7.291 mayores murieron, al parecer, entre marzo y abril de 2020 asfixiados, sin sedación, solos).

¿A quién urge que se convoquen cuanto antes los comicios? “Señor Sánchez, ríndase a la democracia. Convoque elecciones ya”, disimulaba el domingo un Feijóo recién divorciado de Ayuso (están de moda los Musk vs. Trump). Enfadada con el mundo por su mala racha (la pareja, los ancianos), la baronesa ha decidido pelearse con Feijóo. Y ahora es la mejor aliada de Sánchez (el presidente), aunque finja lo contrario y suba el tono. Si Feijóo pierde en el 27, ella tendrá su oportunidad.

Su futuro político pasa por que vuelva a pinchar Feijóo. En la conferencia de presidentes se levantó para no usar el pinganillo cuando hablaban en vasco o catalán. Feijóo, temiendo perder votos, defiende ahora un “bilingüismo armónico”, tras vetarlo en Europa, y fue corriendo a Bilbao a decir gracias en euskera: eskerrik asko. Pues eso. La política es un asco cuando solo es mentira.

En Madrid apostolaban el domingo -menos manifestantes de los deseados por los convocantes-: “Feijóo, no. Ayuso, sí”. Y no eran socialistas los que gritaban en el feudo popular. Lo de “capo” a Sánchez (en boca de Feijóo) y lo de la “famiglia” (Aznar) han sido dos torpezas, cuando al gallego lo han pillado in fraganti en un yate con un narco bronceándose al timón en 1995.

En tiempos del otro Sánchez (el astrofísico), España salía del túnel anhelando ver la luz. Y Paco Sánchez apuntaba con los telescopios para ver la luz en el firmamento tras la larga noche oscura del alma de este país (Juan de la Cruz). Siempre se le quiso mucho (Premio Taburiente de DIARIO DE AVISOS). Trajo a aquellos reyes y premios Nobel a inaugurar los observatorios y brillaba en gestión y liderazgo.

Larra decía que “escribir en Madrid es llorar”. Y Ayuso le niega la mejilla a la ministra Mónica García en la conferencia de presidentes: “¿Besar a una asesina?”, le inquiere por las críticas de Más Madrid al COVID geriátrico en la Villa y Corte. Hacer política en Madrid es llorar: de ahí los llantos de Feijóo contra Sánchez (el presidente) por no llamar a las urnas.

Madrid también quería el IAC y no consentía que Sánchez (el astrofísico) ejerciera la soberanía del cielo canario, que le disputaba en exclusiva el CSIC. Sánchez era un líder científico políticamente irredento que se salía con la suya desde Suárez. Tenía su manual de resistencia como el Sánchez presidente. Y batallaba en Europa.

El embuste de esta filigrana política, la manifestación, el congreso de julio, la ansiedad electoral y el lenguaje soez, se debe a que van a caer chuzos de punta cuando caigan Mazón y las cuentas pendientes en los tribunales. Más la guerra implacable en el PP.

Hace 50 años -aunque solo he visto celebrar el 40º aniversario- nació el Instituto de Astrofísica de Canarias en otro país diferente a este que se llamaba igual. En 1975, el año que murió el dictador. Y Sánchez asaltaba los cielos. De Canarias, los mejores de Europa. Por más que siempre se dijo de Madrid al cielo.

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