El consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Blas Trujillo y el jefe de sección de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública, Amos García, quien además es presidente de la Asociación Española de Vacunología, presentaron hoy una campaña de la gripe 2020-21 que comenzará el próximo 15 de octubre y cobra una importancia mayor que en otros años al convivir con la pandemia del coronavirus.
Trujillo recalcó que la vacuna es el medio más eficaz para evitar contraer o transmitir la gripe, y evidentemente con esta vacunación disminuiremos la posibilidad de lo que es confusión con el Covid-19. “Así podemos disminuir el estrés y el riesgo de colapso que puede ocasionar en nuestro sistema asistencial, por la convivencia de estas dos enfermedades”.
La gripe es una de las enfermedades infecciosas de transmisión respiratoria aguda de mayor incidencia en Canarias. El año pasado hubo 250 casos graves y 36 fallecidos.
“Hemos adquirido para esta campaña 320.000 dosis, que complementarán con unas 60.000 dosis que aportará el Ministerio de Sanidad, en su reserva estratégica”. “Hablamos por tanto de más del 50%, unas 80.000 dosis más compradas por el Gobierno de Canarias además las 60.000 del Ministerio, por lo que tendremos aproximadamente 120.000 dosis más”.
Lo que pretendemos sobre todo en esta campaña es incrementar los porcentajes de vacunación de los grupos más vulnerables, en este caso hablamos de los mayores de 60 años, las personas diagnosticadas de patologías clínicas de cualquier edad para prevenir complicaciones, las mujeres embarazadas, y al personal sanitario y al personal que atiende a mayores, discapacitados y dependientes.
García recalcó la importancia de la vacunación esta temporada. “Vacunarse para la gripe a las personas en riesgo es importantísimo en primer lugar porque las coberturas de mayores de 60 a 65 años, que oscila en Canarias entre un 53 y un 57%, todos los años tienen complicaciones, hospitalizaciones, ingresos en UCI y fallecimientos derivados de la gripe usualmente en personas no vacunadas”. “Si a este escenario se suma las posibles complicaciones derivados de la infección por el SARS-COV2 el escenario no es apetecible.
“Además genera un mayor estrés al sistema sanitario y mayor probabilidad de que lleguen a confirmarse situaciones de colapso sanitario. También debido a que podríamos generar problemas de diagnostico entre la gripe y el SARS-COV2 que podríamos obviar si tuviéramos a la población vacunada”. “Asimismo, puedo estar infectado de la gripe y desarrollar un cuadro viral por no haberme vacunado y a la vez puedo ser vulnerable y recibir una infección por el SARS-COV2 o tener una coinfección, lo cual dificultaría resolver mi estatus clínico”.