La compra por impulso en los centros comerciales y zonas abiertas de las islas siempre tiene un testigo: Casa Ricardo. Plantas bajas sin barreras arquitéctónicas y apariencia de supermercado. Tras esta simpleza hay un negocio donde la logística, higiene y correcto proceder de atención al público de 111 empleados es clave.
El discreto negocio de la venta de frutos secos y golosinas mueve 34 millones de euros casa año. La empresa comenzó en el año 1986 con base se operaciones en La Laguna (Tenerife), Telde (Gran Canaria) y Oliva, en Valencia, donde se produce la marca King Regal. Con tres plantas de elaboración, cuatro plantas logísticass, cinco naves y áreas frigoríficas para aguantar 1,5 millones de kilos.
De sus propietarios, no hay fotos. Los ricos no opinan y Fernando Aranda no tiene huella digital. Un total de 470 mayoristas venden los productos de la firma, que llega a 400.000 puntos de venta. Tanto las importaciones de materias primas, algunas con capacidad de incentivos de la UE, vienen por barco y se transportan a tiendas y grandes superficies por tierra en una red de camiones para atender a los 7,7 millones de personas que consumen sus productos en ejercicios como 2017.
En islas como Canarias operan otras empresas como Comercial Velázquez González, que comercializa productos bajo la marca Vego. Hasta 2014 el 60% de sus productos son importados de países como Alemania, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos e Israel, y Senegal. En 2014 pasó a manos de Dulcesol. Vego controlaba el 7% de la fábrica Tía Mildred a través de la sociedad Unión de Distribuidores de Pastelería y de la fábrica de chips Aitana en Valencia. Dulcesol ha integrado a Vego en su negocio y en Tenerife distribuye con Tinerfeña del Dulce.
Los dueños de Dulcesol han decidido cambiar el nombre del grupo valenciano para que refleje su entrada en nuevas categorías más allá de la panadería y la bollería, un «giro» a nivel estratégico de cara a un 2019 que prevén cerrar con una subida de ventas del entorno del 3 %, hasta rondar los 350 millones de euros. El consejero delegado de la empresa, Rafael Juan, ha cambiado la denominación de la matriz, que pasa a denominarse «Vicky Foods» en homenaje a su madre, cofundadora de la compañía.
El grupo está conformado por cerca de cuarenta sociedades y filiales entre España y el extranjero, y se divide en tres categorías: panadería y bollería bajo la marca Dulcesol (que supone más del 90 % de sus ingresos), productos «funcionales» con la enseña Be Plus, y bollería congelada (dirigida sobre todo a Horeca) con el nombre comercial Hermanos Juan.
La compañía, con sede en Gandia (Valencia) y que emplea a más de 2.400 personas, produce anualmente más de 150.000 toneladas de alimentos.
El consejero delegado de la firma ha apuntado que uno de los pilares para seguir creciendo es la mejora de su negocio internacional, que hoy representa cerca del 16 % de su facturación y prevé que ya al cierre de 2019 suponga una quinta parte de todos sus ingresos, con Portugal, Francia, Reino Unido, Italia, Marruecos y Argelia como principales mercados. Juan ha recordado que desde hace seis años la empresa apuesta por productos más saludables, lanzando referencias en otras categorías diferentes a la panadería y la bollería -ha entrado en cremas de verduras y en alimentación infantil, entre otros- pero también reformulando sus recetas para rebajar azúcares, sales y grasas.
Además de sus enseñas, el grupo está especializado también en trabajar con diferentes cadenas de supermercado españolas y extranjeras para fabricar marca blanca, que en volumen supone cerca del 60 % de toda su producción, una línea de trabajo que esperan mantener.