Nuevo giro en el caso Alcàsser después de que el titular del juzgado de instrucción número 6 de Alzira (Valencia) haya pedido realizar nuevos análisis genéticos de la ropa que vestían Toñi, Miriam y Desirée el 13 de noviembre de 1992, cuando Miguel Ricart y Antonio Anglés las secuestraron, violaron, torturaron y asesinaron.
La noticia, adelantada por Las Provincias, recalca también que se ha ordenado el análisis con nuevas pruebas genéticas sobre la moqueta que los dos asesinos utilizaron para trasladar los cadáveres de las niñas.
La petición de la asociación Laxshmi, presidida por el criminólogo tinerfeño Félix Ríos, que ejerce la acusación popular en el caso, de estudiar vestigios, a la luz de las «nuevas técnicas forenses» fue aceptada, por lo que este paso puede ser fundamental.
La moqueta con la que los asesinos envolvieron los cuerpos de las niñas tenía restos de semen.
La Asociación Laxshmi, para la Lucha contra el Crimen y la Prevención.- surge a partir del trabajo realizado por el criminólogo canario Félix M. Ríos durante más de diez años, en los cuales se ha dedicado a revisar crímenes y desapariciones sin resolver. En Enero del año 2011, Félix Ríos decide formalizar esta actividad creando esta Asociación, no sólo para poder organizar de manera efectiva la ayuda a las familias que lo soliciten, especialmente de aquellas que no cuentan con suficientes recursos como para costearse un apoyo privado a la investigación oficial, u otras situaciones similares, sino también para poder tener la autonomía suficiente para operar de manera independiente, personándose como acusación particular en todos aquellos casos de importancia para la criminología. La Asociación ha sido pionera en España en esta función y en la actualidad ya ha trabajado en diversas ocasiones en Latinoamérica. La asociación no cuenta con ninguna subvención y se mantiene con el trabajo desinteresado y apoyo de sus miembros. En estos momentos, la Asociación cuenta entre sus filas con colaboradores multidisciplinares (abogados, psicólogos, médicos y criminólogos) y más de 30 voluntarios. Sus principales objetivos son, por un lado, el asesoramiento a víctimas (y/o familiares) de crímenes violentos y desapariciones y a colectivos o administraciones que lo soliciten y, por otro, el estudio científico del fenómeno criminal y desapariciones en todas.