China anunció el viernes que por segundo día consecutivo no registró nuevos casos de contagio local del coronavirus. El número de muertes en el país también se ha reducido drásticamente: la Comisión Nacional de Salud reportó el viernes otras tres víctimas fatales, el menor saldo diario desde que comenzó a publicar cifras en enero. El día anterior había sido de ocho.
De esta manera, la cifra de decesos en el gigante asiático se elevó a 3.248. El país ya había dejado de ocupar el primer lugar en la lista de aquellos con mayor cantidad de muertes el jueves, luego de que Italia reportara una cifra mayor a las 3.400 personas. En total, casi 81.000 personas contrajeron en el país el virus que se originó en la ciudad de Wuhan.
En la actualidad, alrededor de 7.000 personas siguen infectadas con el coronavirus. 2.314 se encuentran en estado grave (2.222 de ellos en Wuhan, capital de Hubei y cuna del virus). Al jueves se había realizado también eguimiento médico a 683.281 contactos cercanos con infectados, de los cuales 9.144 continúan en observación, y de ellos, 105 serían casos sospechosos de haberse contagiado del coronavirus.
En enero, unos 56 millones de personas en Wuhan y la provincia de Hubei fueron sometidas a una gigantesca cuarentena, aunque las autoridades ya comenzaron a disminuir progresivamente las restricciones de viajes y desplazamientos.
Sin embargo, pese a las alentadoras cifras, China ahora está preocupada por una segunda ola de infecciones provenientes del extranjero. Ello llevó a varias regiones, incluida Beijing, a obligar a las llegadas internacionales a someterse a una cuarentena de 14 días de duración. El jueves, el gigante asiático registró un total de 34 casos exportados desde el extranjero, lo que elevó el balance a 189 positivos procedentes de otros países.
En paralelo, las autoridades chinas se encuentran con el objetivo fijo de encontrar una cura contra el virus. Según la periodista Minnie Chan, los científicos que trabajaron en el nuevo desarrollo que podría convertir esto en una realidad fueron sometidos a presiones extremas por el régimen de Beijing en orden de “ganar la carrera”.