Un grupo de astrónomos y científicos ha realizado un hallazgo fascinante que podría ampliar los límites de nuestra comprensión sobre la vida en el universo. Se trata de un exoplaneta supertierra habitable —o potencialmente habitable— que ha sido observado entrando y saliendo de la denominada “zona habitable” de su estrella. Este comportamiento poco común podría indicar condiciones climáticas dinámicas, atmosféricas únicas, o incluso potencial para sustentar formas de vida en determinados ciclos de su órbita.
El planeta, denominado provisionalmente como TOI-715 b, se encuentra a unos 137 años luz de la Tierra y ha sido identificado mediante observaciones del telescopio espacial TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA. Pertenece a la categoría de supertierras, es decir, planetas con una masa mayor que la de la Tierra pero considerablemente menores que la de gigantes como Neptuno o Urano. Su tamaño y composición lo colocan como un objeto de gran interés para la astrobiología.
Lo más curioso según los científicos, es que este exoplaneta sigue una órbita ligeramente elíptica que lo lleva a cruzar intermitentemente la región conocida como zona habitable —el área alrededor de una estrella donde las condiciones permiten la existencia de agua líquida en la superficie—. Este patrón de tránsito intermitente representa un fenómeno poco frecuente y ha captado la atención de científicos de todo el mundo.
Un exoplaneta supertierra habitable con órbita variable: implicaciones para la búsqueda de vida según los científicos
La zona habitable de una estrella depende de su tamaño, temperatura y luminosidad. En el caso de TOI-715 b, orbita una estrella enana roja más fría que el Sol, lo que reduce el rango de esa zona. Sin embargo, el planeta pasa parte de su órbita dentro de esta franja, lo que ha desatado el interés de los científicos, ya que podría reunir las condiciones para que existan océanos temporales o microclimas favorables.
“Este exoplaneta representa una oportunidad excepcional para estudiar un mundo que experimenta condiciones extremas de forma cíclica”, explicó el astrofísico Joseph Rodriguez, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics. “Si tiene una atmósfera densa, podría conservar suficiente calor como para mantener agua líquida incluso en las fases más frías de su órbita”.
Además, su proximidad relativa a la Tierra lo convierte en un excelente candidato para futuras observaciones más detalladas con el telescopio espacial James Webb, que podrá analizar la composición de su atmósfera y buscar posibles biofirmas, como vapor de agua, metano, oxígeno o dióxido de carbono.

Otro aspecto interesante es que las supertierras o exoplanetas, por su tamaño y masa, podrían retener atmósferas más densas que la Tierra, lo que favorecería una estabilidad térmica superior. Eso permitiría mitigar los efectos de las variaciones orbitales, algo que sería vital para la persistencia de vida tal como la conocemos.
Aunque por ahora no se puede afirmar que este exoplaneta supertierra habitable tenga condiciones adecuadas para la vida, el descubrimiento amplía las posibilidades de habitabilidad más allá de los modelos clásicos. Hasta hace poco, se creía que solo los planetas con órbitas perfectamente estables dentro de la zona habitable podían albergar vida. TOI-715 b demuestra que la realidad podría ser mucho más flexible y rica.
El hallazgo también refuerza la idea de que las enanas rojas —el tipo de estrella más común en la galaxia— pueden ser anfitrionas viables de mundos habitables, incluso si esos planetas experimentan condiciones más variables que las que ofrece nuestro Sol según los científicos.
En los próximos meses, observatorios en tierra y en el espacio se coordinarán para estudiar más a fondo este exoplaneta, que podría formar parte de una nueva generación de objetivos prioritarios en la búsqueda de vida extraterrestre.
El universo nos recuerda una vez más que no es predecible para los científicos, y que la vida podría estar aguardando en lugares donde antes ni siquiera habríamos mirado. Este exoplaneta supertierra habitable que entra y sale de su zona templada podría ser la prueba de ello.