Un equipo multidisciplinario compuesto por científicos egipcios y alemanes, bajo la dirección del egiptólogo de Würzburg, Mohamed Ismail Khaled, ha sacado a la luz un sorprendente secreto de la antigua civilización egipcia. En medio de la majestuosa pirámide de Sahura, estos investigadores han desvelado una serie de cámaras de almacenamiento que, hasta ahora, habían permanecido ocultas a la historia.
La Universidad Julius Maximilians (JMU) de Wurzburgo ha sido el escenario donde se ha compartido esta noticia. Estas habitaciones recién descubiertas se cree que estuvieron destinadas a conservar objetos funerarios pertenecientes a la realeza. El descubrimiento no solo ha sorprendido a la comunidad científica, sino que también ofrece una perspectiva renovada sobre la arquitectura de la pirámide de Sahura. Este monarca, que reinó como segundo soberano de la V Dinastía alrededor del año 2.400 a.C., ostenta el título de ser el primer rey en recibir sepultura en Abusir.
Hasta la fecha, los investigadores han podido documentar la existencia de ocho de estas cámaras. El origen de este descubrimiento proviene de un proyecto de conservación y restauración que arrancó en 2019. La meta principal de este proyecto, respaldado económicamente por el Fondo de Dotación de Antigüedades del Centro de Investigación Americano en Egipto, era consolidar la infraestructura subterránea de la pirámide. Durante este proceso de restauración, los especialistas centraron sus esfuerzos en limpiar y estabilizar la pirámide desde su núcleo. Este meticuloso trabajo permitió que se pudieran acceder a las cámaras funerarias que, hasta el momento, se encontraban inaccesibles.
En el transcurso de estas restauraciones, los científicos se toparon con pistas que les ayudaron a deducir las dimensiones originales de estas estructuras. Una vez identificadas, procedieron a reemplazar las partes dañadas de las paredes con muros de contención de nueva factura. Pero el descubrimiento no terminó ahí. Mientras avanzaban en sus investigaciones, descubrieron vestigios de un pasadizo subterráneo, un detalle que ya había sido señalado en el pasado.
Misterios de las pirámides de Egipto
El egiptólogo británico John Perring, allá por 1836, ya había insinuado la existencia de este pasadizo. Tras sus exploraciones, Perring observó que este corredor estaba obstruido por escombros y desechos, lo que lo había convertido en una vía intransitable. Pese a su deterioro, el egiptólogo británico albergaba la teoría de que este pasadizo podía desembocar en cámaras de almacenamiento. A pesar de sus declaraciones, los expertos contemporáneos y sucesores pusieron en duda esta afirmación. Ahora, casi dos siglos después, el trabajo del equipo dirigido por Mohamed Ismail Khaled ha reivindicado y confirmado las suposiciones de Perring, otorgándoles el estatus de verdades históricas.
No es un hallazgo cualquiera, es una revelación que ha sacudido los cimientos de la arqueología y ha generado un revuelo en la comunidad científica. Este descubrimiento es una puerta abierta a la comprensión más profunda de las prácticas funerarias y la arquitectura de las pirámides del antiguo Egipto. Es un testimonio de que, incluso después de milenios, las arenas del tiempo aún ocultan secretos que esperan ser descubiertos por aquellos persistentes en su búsqueda de la verdad histórica. Y mientras el mundo espera con expectación nuevos descubrimientos, el equipo egipcio-alemán, sin duda, celebrará este momento triunfal en la historia de la arqueología.