El enigma de los monumentos megalíticos como Stonehenge continúa siendo una fuente inagotable de asombro y misterio para la comunidad científica y el público en general. La capacidad de nuestros antepasados para erigir estructuras que desafiaban las capacidades técnicas de su tiempo sigue planteando preguntas difíciles de responder. Stonehenge, ubicado en Salisbury, Reino Unido, ha sido durante mucho tiempo un símbolo de este enigma prehistórico. Sin embargo, un descubrimiento realizado en 2007 bajo las aguas del lago Michigan en los Estados Unidos ha añadido una nueva dimensión a este misterio arqueológico de Stonehenge.
Este hallazgo, liderado por el profesor Mark Holley del Northwestern Michigan College, revela una estructura de piedra sumergida que data de hace aproximadamente 10,000 años, lo que la hace significativamente más antigua que Stonehenge. Durante un estudio del lecho del lago cerca de Traverse City, Holley y su equipo se toparon con una serie de grandes piedras dispuestas en un patrón circular a una profundidad de 40 pies (12,1 metros). Las piedras, algunas de las cuales pesan hasta 3,000 libras (aproximadamente 1,360 kg), parecen haber sido colocadas deliberadamente por humanos, lo que sugiere una intención y un propósito que aún no se ha desvelado completamente.
El patrón de las piedras como las de Stonehenge, con un diámetro de aproximadamente 40 pies y un círculo interior de 20 pies de diámetro, plantea preguntas sobre su propósito y los conocimientos de ingeniería de sus constructores. A pesar de las similitudes superficiales con los monolitos de Stonehenge, como el tamaño y la disposición de las piedras, la estructura bajo el lago Michigan no presenta las mismas características de apilamiento y conexión.
El científico Rob Nelson, en su programa «American Stonehenge» para Discovery UK, destacó la incertidumbre que rodea a esta formación. Aunque hay evidencia de que tribus prehistóricas habitaron la región de los Grandes Lagos durante miles de años, el registro arqueológico carece de comparaciones directas con esta estructura. Hank, un descendiente del pueblo Anishinaabe, sugirió que sus antepasados, cazadores-recolectores que se asentaron en la zona después de la última Edad de Hielo, podrían haber colocado las piedras con un propósito sagrado. En la cultura Anishinaabe, las piedras se consideran objetos animados debido a su conexión con la tierra viva.
Este descubrimiento es más enigmático que el de Stonehenge según los científicos
Holley señaló que hace 10,000 años, el área no estaba sumergida, lo que indica que las comunidades humanas podrían haber vivido cerca de la costa y aprovechado los recursos disponibles como en Stonehenge. Sin embargo, con el aumento de los niveles de agua hace unos 5,000 años, la cuenca del lago Michigan se inundó, ocultando la estructura bajo el agua. La utilización de fotogrametría estereoscópica ha permitido a los investigadores crear una representación tridimensional precisa de las piedras, revelando tallas y grabados intrigantes, incluido un posible mastodonte.
Los mastodontes, antepasados extintos de los elefantes, habitaron América del Norte durante el Pleistoceno, un periodo que se extendió desde hace unos 2,6 millones hasta hace 11,700 años. Las imágenes grabadas en las piedras sugieren que los humanos que construyeron el sitio tenían conocimiento de estos grandes mamíferos y posiblemente los cazaban. El Dr. John O’Shea, curador de Arqueología de los Grandes Lagos en la Universidad de Michigan, propuso que la configuración de la formación de piedras podría indicar una antigua estructura de caza conocida como carril de acceso, utilizada para guiar animales hacia una zona de matanza.
Este descubrimiento como el de Stonehenge desafía las concepciones tradicionales sobre las capacidades de los primeros humanos en América del Norte. La sofisticación necesaria para organizar y construir una estructura de este tipo sugiere un nivel de complejidad social y técnica que no siempre se asocia con las culturas prehistóricas de la región. La posibilidad de que este sitio sirviera como una estructura de caza organizada añade una nueva capa de comprensión sobre las estrategias de subsistencia de estos antiguos pueblos.
A pesar de estos avances, el propósito exacto de la estructura y la identidad de sus constructores siguen siendo un misterio. La comparación con Stonehenge resalta tanto las similitudes como las diferencias en las habilidades y conocimientos de las culturas antiguas a ambos lados del Atlántico. La investigación continúa, y cada nuevo hallazgo aporta más preguntas que respuestas, manteniendo vivo el asombro y el misterio en torno a estos monumentos megalíticos.
El descubrimiento bajo el lago Michigan como el de Stonehenge subraya la riqueza y la complejidad de la prehistoria humana. A medida que la tecnología avanza, es probable que surjan más descubrimientos que desafíen nuestras suposiciones y amplíen nuestra comprensión de los logros de nuestros primeros antepasados. La búsqueda de respuestas sobre estos antiguos enigmas continúa, impulsada por la curiosidad y el deseo de conectar con las raíces más profundas de la humanidad.