Una nueva investigación sugiere que las piedras azules de Stonehenge fueron transportadas por glaciares desde Gales, no por humanos, según revela una roca «perdida» hallada en un museo. Este hallazgo desafía la creencia de que los monumentales bloques fueron movidos manualmente por tribus neolíticas, aportando una perspectiva radicalmente distinta sobre el origen y transporte de estas piedras.
La roca en cuestión fue redescubierta en el Museo de Salisbury tras haber permanecido «desaparecida» durante 46 años. Inicialmente desenterrada durante una excavación en Stonehenge en 1924, la roca fue almacenada sin gran interés hasta que el arqueólogo RS Newall la rescató y la guardó en su ático. Poco antes de su fallecimiento en 1976, Newall entregó la roca al Museo de Salisbury, donde fue olvidada nuevamente hasta que en 2022 el Dr. Brian John, profesor jubilado de geografía, encontró una referencia a la misma y decidió investigarla más a fondo.
El análisis detallado de esta roca en Stonehenge, publicada en el International Quaternary Science Journal, revela características de su superficie que sugieren una historia compleja, comenzando con el transporte glacial desde el norte de Pembrokeshire hasta su eventual daño en la era neolítica y tiempos modernos. La roca, de origen volcánico y del tamaño de un cráneo humano, presenta varias facetas y rasgos superficiales que indican un transporte por glaciares. Además, tiene signos de erosión que sugieren una antigüedad mucho mayor a la época neolítica, lo que descarta la posibilidad de que haya sido extraída o formada en ese período.
El descubrimiento en Stonehenge de toba en la superficie de la roca, que indica un enterramiento en sedimentos calcáreos durante cientos de miles de años, refuerza la teoría del transporte glacial. Además, los daños superficiales recientes sugieren que la roca pudo haber sido encontrada en el Neolítico y considerada para la fabricación de herramientas antes de ser descartada. Paradójicamente, la mayor parte de estos daños recientes fue causada por los geólogos que la examinaron.
El Dr. Brian John, autor principal del estudio, lleva años investigando el transporte errático glacial, con un enfoque especial en el área de origen de las piedras azules. Según John, la evidencia aportada por la roca sugiere que las piedras azules de Stonehenge fueron transportadas al área por el hielo glacial, no por humanos. Esto desafía la narrativa heroica de que las tribus neolíticas movieron estos enormes monolitos.
Stonehenge tiene más secretos de lo que pensaban los científicos
La investigación en Stonehenge sugiere que las piedras azules fueron recogidas por la gran corriente de hielo del Mar de Irlanda mientras fluía a través de Pembrokeshire, y luego transportadas hacia el este por el canal de Bristol, para ser finalmente depositadas en algún lugar de la llanura de Salisbury. Según John, Stonehenge nunca se terminó y el proyecto de construcción fue abandonado cuando los constructores se quedaron sin piedras.
John descarta firmemente la teoría de la explotación de canteras y el transporte humano de las piedras. Argumenta que muchas de las piedras azules de Stonehenge no son pilares trabajados, sino rocas erráticas glaciares, alisadas y profundamente erosionadas, similares a las que se encuentran en cualquier área de un glaciar moderno. Este hallazgo sugiere que las historias tradicionales sobre el transporte humano de estas piedras han sido malinterpretadas.
El redescubrimiento de la roca de Stonehenge en el Museo de Salisbury y su análisis han proporcionado una nueva comprensión sobre la historia de Stonehenge. La evidencia apoya la teoría de que las piedras fueron movidas por glaciares, lo que tiene implicaciones significativas para la comprensión de la prehistoria y la tecnología de las antiguas comunidades humanas.
Este hallazgo también destaca la importancia de reevaluar las colecciones de los museos y la valiosa información que pueden contener. La roca, olvidada durante casi medio siglo, ha resultado ser una pieza clave en el rompecabezas de Stonehenge, proporcionando pruebas tangibles que desafían las teorías establecidas y abriendo nuevas vías de investigación sobre este monumento icónico.
La investigación del Dr. Brian John sobre la roca redescubierta ofrece una perspectiva revolucionaria sobre el transporte de las piedras azules de Stonehenge, proponiendo que fueron movidas por el hielo glacial y no por humanos. Este hallazgo desafía las narrativas tradicionales y subraya la necesidad de una continua reevaluación de la evidencia arqueológica para comprender mejor nuestro pasado prehistórico.