Dulcería La Catedral lleva 108 años endulzando la vida de laguneros, visitantes y turistas con sus dulces artesanos de todas las islas y panes tradicionales, desde su ya emblemático local ubicado la esquina de la calle San Juan con la Carrera, al lado de la Catedral, en el casco histórico de La Laguna, y que ha apenas ha cambiado en todo este tiempo, formando ya parte de la historia de la ciudad.
Con sus 108 años de vida es uno de los seis negocios centenarios que quedan en el municipio, y así se recoge en un listado preliminar realizado por la Concejalía de Comercio del Ayuntamiento de La Laguna, y en la actualidad cuenta con María Jesús Rodríguez, más conocida como Maisu, al frente del establecimiento, la tercera generación.
Ella relata como el negocio “empezó en 1914 con doña Rafaela, que vino de Cádiz a La Laguna porque su marido era militar y ella tenía una dulcería en Cádiz y abrió entonces una aquí y su primer empleado fue mi abuelo, José Hernández Arvelo, que estuvo con ella unos añitos y al cabo del tiempo se quedó con el negocio”. Desde entonces sigue en la familia, lo que se ha logrado “con muchísimo trabajo y con mucha ilusión y ganas”. “Nosotros, sobre todo, lo que hemos hecho es dar voz a todos los artesanos de las Islas, intentar trabajar con todos los pasteleros que podemos, que se den a conocer”, explica Maisu Rodríguez.
Ahí está la clave de su éxito en estos 108 años, en ser uno de los pocos negocios que sigue ofreciendo tradición y artesanía en Dulcería La Catedral . “Ofrecemos productos tradicionales, que hoy en día cuesta mucho encontrar. Lo tradicional y artesanal es lo que la gente busca al final, las cosas congeladas y precocinadas, de eso hay mucho, y hoy se valora la artesanía”, destaca, contando hoy en día con hasta un total de 117 variedades de dulces: “Lo más típicos son los rosquetes rellenos de batata, que son los que todo el mundo se lleva, los rellenos de guayaba, los barquitos de chocolate y nata, la tarta de nata con almendras, el lagunero tradicional… De Tenerife, nos llegan de La Laguna, de los Realejos, de Arico, Arafo, Tejina… Y de fuera, los bollos y las galletas de La Gomera, el queso de almendras y las rapaduras de La Palma, las quesadillas de El Hierro, los bizcochos de Moya de Gran Canaria… Y también tenemos pan que traemos de la Esperanza y Tacoronte, de panadería tradicionales”.
DULCERÍA LA CATEDRAL, ESCAPARATE DE LA LAGUNA
Y es que Dulcería La Catedral quiere ser un escaparate en La Laguna de la repostería y artesana de las Islas. “Nosotros no hacemos los dulces, teníamos pasteleros que trabajan solo con mis padres, pero eso fue hace años, y nosotros en lo que nos especializamos es en poder dar voz a todos los artesanos de todas las Islas”, señala. Un paraíso de la repostería tradicional canaria que está abierto los siete días de la semana, de 08.00 a 21.00 horas.
Maisu Rodríguez se crió en el negocio y, aunque estuvo 21 años trabajando en agencias de viaje, “en un momento determinado ya mis padres (Porfirio Rodríguez y María del Carmen Hernández) estaban cansados y me daba pena que el negocio no siguiera y me vine con toda la ilusión del mundo”. “Para mi padre fue una gran alegría que yo tomara la decisión, no se lo esperaban, porque mis hermanos no querían. Y mis padres están jubilados pero siguen detrás del negocio y están muy pendientes y yo le consulto todo a ellos”, relata.
Para la familia es un orgullo formar parte de ese listado de comercios centenarios que aún siguen en La Laguna. “Siempre hemos sido súper queridos en La Laguna, tenemos una clientela fija de muchos años, miles de anécdotas, abuelos, padres y nietos que siguen comprando, y la verdad es que es un orgullo, estamos encantados. Esto es chiquitito y es humilde, pero siempre con ganas de trabajar, que yo creo que ese es el secreto, tener ilusión y ganas”, señala Maisu, quien destaca que “todos nos conocemos aquí, es una maravilla trabajar siempre con el mismo público, aunque viene también gente de fuera, peninsulares, extranjeros… Hace pocos nos vino un alemán con una agenda de viajes y estábamos en la agenda, y nos decía ‘quiero este rosquete’. Nuestros dulces, y los de los pasteleros, han llegado hasta Japón”.
Ser un comercio centenario ( Dulcería La Catedral ) le ha hecho ser testigo de muchos cambios, pero siempre resistiendo.