Juanma tiene solo 20 años. Vive en La Graciosa y ha heredado el oficio de su padre. Se levanta muy temprano cada mañana para salir a pescar. Hasta se ha comprado un barco. Azul y blanco, como los colores de la octava isla.
En torno a las 10 de la mañana ya ha terminado la faena. Limpia el barco, revisa las capturas y se prepara para cruzar El Río porque por la tarde estudia en Lanzarote.
Gabriel Mato acaba de cumplir 63 años. Igual que Juanma, su vida está irremediablemente vinculada con el mar, porque, desde su puesto de eurodiputado en el Parlamento Europeo se ha empeñado en que el relevo generacional del sector pesquero sea posible.
Eso es lo que hace que este encuentro sea tan especial. Juanma es un ejemplo de que el relevo generacional no es una utopía, aunque como dice Gabriel “todavía queda mucho por hacer para que los jóvenes vean en el mar una oportunidad laboral y mantengan el arraigo a su tierra y, como Juanma, a la historia de su familia”.
La tierra de Juanma, La Graciosa, es lo más parecido a un paraíso. Y hay que cuidarlo. Una de las cosas que más preocupan en la protección de los ecosistemas marinos son los microplásticos, por su efecto contaminante y porque son ingeridos por los peces de los que luego nos alimentamos los humanos.
Gabriel Mato es eurodiputado del Partido Popular y nos cuenta que su partido ha propuesto un reglamento europeo que sirva para controlar las pérdidas de microplásticos que se producen durante el transporte marítimo. El objetivo es evitar episodios de contaminación como el vertido de pellets que se produjo en las costas de Galicia recientemente.
Asegura que seguirá luchando por los pescadores mientras los canarios quieran que esté en el Parlamento Europeo. Así que, aunque Juanma no lo sabe, su futuro y el de Gabriel, estarán unidos durante los próximos años.