Un nuevo exoplaneta tiene un hallazgo que ha generado entusiasmo en la comunidad astronómica internacional: el exoplaneta L 98-59 c, descubierto en 2019, podría convertirse en el primer exoplaneta rocoso de tamaño similar al de la Tierra con atmósfera confirmada. Este posible hito, anticipado por un análisis reciente basado en datos del Telescopio Espacial Hubble, ha sido descrito por un equipo liderado por Thomas Barclay del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, y publicado el pasado 2 de abril en The Astronomical Journal.
La detección de una atmósfera en un exoplaneta de menos de dos radios terrestres no solo abre una nueva puerta a la exploración planetaria, sino que representa un paso crucial para el estudio de mundos potencialmente habitables.
Ubicado a tan solo 35 años luz de la Tierra, el sistema L 98-59 alberga al menos cuatro mundos conocidos, y se sospecha de un quinto aún no confirmado. Entre ellos, el exoplaneta L 98-59 c destaca por ser un mundo rocoso, ligeramente mayor que la Tierra y con temperaturas elevadas debido a su proximidad a una estrella joven y activa. Este tipo de exoplaneta, por su tamaño y entorno, rara vez muestra señales atmosféricas detectables, por lo que el posible hallazgo resulta aún más significativo.
Según el nuevo estudio, el análisis de los datos obtenidos en cuatro órbitas del Hubble muestra que el espectro de transmisión del L 98-59 c no es plano, un detalle crucial que podría indicar la presencia de una atmósfera compuesta por nubes o neblinas. Estas estructuras atmosféricas absorben y dispersan la luz estelar, alterando el espectro observado y proporcionando pistas indirectas de su existencia. El equipo de investigadores, sin embargo, enfatiza que se trata de una detección aún no confirmada, debido a la posibilidad de que las señales captadas estén contaminadas por la actividad de la estrella anfitriona.

A pesar de esta incertidumbre, el caso de este exoplaneta se considera prometedor. Las observaciones futuras, tanto del Hubble como del Telescopio Espacial James Webb, podrían ayudar a aclarar si la alteración espectral observada responde realmente a una atmósfera. De confirmarse, L 98-59 c sería el primer exoplaneta menor a dos radios terrestres con atmósfera identificada de forma definitiva, marcando un punto de inflexión en la caracterización atmosférica de mundos más allá de nuestro sistema solar.
La importancia de este hallazgo se multiplica al considerar el contexto estelar en el que se encuentra el exoplaneta. La estrella L 98-59, según el estudio, emite mucha más radiación que el Sol y es mucho más activa. En este entorno, la existencia de una atmósfera sería sorprendente, ya que la intensa radiación ultravioleta tiende a erosionar cualquier envoltura gaseosa en exoplanetas cercanos. Sin embargo, si L 98-59 c ha logrado retener una atmósfera, eso podría ofrecer nuevas perspectivas sobre la resiliencia de las atmósferas planetarias y sobre los límites de la habitabilidad en sistemas con estrellas jóvenes.
Desde que fue descubierto por el satélite TESS (Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito) de la NASA, este sistema ha sido considerado una mina de oro para los científicos dedicados a estudiar exoplanetas de tipo terrestre. El L 98-59 c, por su tamaño intermedio entre Marte y la Tierra, se sitúa dentro de una categoría especialmente difícil de analizar, ya que los instrumentos actuales no siempre cuentan con la sensibilidad suficiente para distinguir atmósferas sutiles en mundos tan pequeños. No obstante, este estudio demuestra que la tecnología ha avanzado lo suficiente como para empezar a desentrañar estos misterios.
Este exoplaneta tiene la clave para encontrar vida en el universo
El enfoque actual de la NASA y de instituciones colaboradoras como la ESA está centrado en aumentar el número de exoplanetas con atmósferas confirmadas, con el objetivo de entender mejor cómo se forman, evolucionan y sobreviven estos entornos gaseosos. Cada nuevo exoplaneta atmosférico descubierto permite afinar los modelos que explican los procesos planetarios, así como identificar candidatos prioritarios para la búsqueda de vida en el universo.
Aunque el L 98-59 c no se encuentra en la zona habitable de su estrella, la existencia de una atmósfera en estas condiciones podría implicar que otros exoplanetas en ese sistema —o en sistemas similares— sí podrían albergar condiciones favorables para la vida. Más allá de la simple confirmación de su atmósfera, este caso permitirá a los astrónomos estudiar los efectos de la radiación estelar en la evolución de los exoplanetas pequeños, y quizás descubrir si existe un umbral de tamaño o masa a partir del cual una atmósfera puede persistir.
La observación de atmósferas en como L 98-59 c no solo es técnicamente compleja, sino también científicamente revolucionaria. Hasta ahora, la mayoría de los exoplanetas con atmósferas confirmadas han sido gigantes gaseosos como Júpiter, pero con la llegada de tecnologías como la espectroscopía de tránsito de alta resolución, los científicos han empezado a mirar con mayor precisión los exoplanetas más pequeños. Cada paso en esta dirección nos acerca más a responder una de las preguntas más profundas de la ciencia: ¿es la Tierra única o solo uno entre muchos mundos con condiciones atmosféricas propicias?
El papel del exoplaneta L 98-59 c en esta investigación va más allá de la estadística. Se convierte en un modelo de referencia para el estudio de atmósferas en planetas terrestres calientes, y una plataforma desde la cual los científicos pueden aprender sobre la interacción entre la radiación estelar y la evolución atmosférica. Las características atmosféricas que se puedan identificar —si se confirma su existencia— permitirán comparar directamente con otros exoplanetas similares y evaluar su potencial para albergar procesos geológicos, meteorológicos o incluso prebióticos.
Cada nuevo descubrimiento refuerza la necesidad de ampliar las capacidades de observación de telescopios espaciales dedicados al estudio de exoplanetas. Misiones futuras como Ariel de la ESA y las continuas mejoras en los modelos del telescopio James Webb están llamadas a jugar un papel decisivo en esta nueva era de exploración más allá del sistema solar. Y aunque aún se requiere más trabajo para confirmar la atmósfera de L 98-59 c, todo parece indicar que este exoplaneta se encuentra en el umbral de convertirse en una pieza clave en nuestra comprensión del cosmos.