Investigadores han descubierto restos fósiles durante trabajos de dragado en el estrecho de Madura, entre Java y Madura (Indonesia), que apuntan a la existencia de un ecosistema humano y animal en lo que fue un valle fluvial ahora bajo el mar. Se encontraron fragmentos de cráneo atribuidos a Homo erectus y más de 6 000 fósiles de animales pertenecientes a unas 36 especies, incluyendo elefantes Stegodon, búfalos, ciervos y dragones de Komodo.
Los fósiles se encontraban cubiertos por sedimentos marinos y arenas acumuladas hace aproximadamente 140 000 años, lo que indica que quedaron sepultados en un ambiente terrestre que desapareció con la subida del nivel del mar entre 14 000 y 7 000 años atrás, al derretirse los casquetes glaciares.
El material no limita la presencia humana, sino que aporta evidencia de una comunidad avanzada y en interacción con su entorno. El hallazgo de marcas de corte intencionales en los huesos animales sugiere técnicas de carroñeo o caza y procesado de presas grandes, lo que indica estrategias alimentarias complejas .
El entorno geológico sugiere la existencia de un antiguo río —afluente del ahora sumergido río Solo— que sustentaba un valle abierto con sabana, ideal para animales grandes y humanos nómadas .
Los investigadores y arqueólogos están reescribiendo capítulos de la evolución humana
Para los investigadores, este descubrimiento en las profundidades representa la primera prueba física de Sundaland, un vasto territorio que durante el Pleistoceno conectaba grandes extensiones de tierra entre el sudeste asiático, hoy sumergidas, compuestas por sabana, ríos y una biodiversidad notablemente rica.
Los fragmentos de cráneo hallados coinciden anatómicamente con otros fósiles de Homo erectus en Java, lo cual amplía la comprensión de la distribución y movilidad de este homínido durante dicho periodo. Aunque los titulares sensacionalistas han sugerido el hallazgo de una “ciudad subacuática de 140 000 años”, expertos y comunidades científicas advierten que no existe evidencia de estructuras artificiales urbanas, solo restos humanos y animales dispersos.
Una revisión señala que “solo se encontraron huesos de Homo erectus y huesos de animales con marcas de corte”
Especialistas aconsejan que el término “ciudad” resulta equívoco y subrayan la importancia de interpretarlo como un ecosistema antiguo habitado por homínidos y fauna salvaje, sin estructuras arquitectónicas visibles.
Este hallazgo según los investigadores reviste especial importancia para la paleoantropología. Confirma una ocupación humana que coexistió con una fauna diversa antes de la inundación postglacial. También sugiere patrones de movilidad y tecnologías de supervivencia sofisticadas que permitieron el asentamiento en esa savana flotante . El investigador Harold Berghuis (Universidad de Leiden) declaró que el periodo “está caracterizado por una gran diversidad morfológica y movilidad de poblaciones homínidas en la región”

El equipo planea continuar con estudios adicionales de los sedimentos y fósiles, utilizando análisis isotópicos y paleobotánicos, y espera ampliar el muestreo en áreas colindantes que puedan aportar más muestras anatómicas o culturales.
Este hallazgo de los investigadores revitaliza la hipótesis de que existen capítulos completos de la evolución humana y de sus ecosistemas que permanecen enterrados —literal y figurativamente— bajo los océanos. Sundaland deja así de ser un continente perdido para convertirse en un testimonio de la relación entre clima, ecología y homínidos.
El descubrimiento según los investigadores refuerza el creciente interés de la comunidad científica por Sundaland, una vasta región que estuvo expuesta durante las glaciaciones del Pleistoceno y que conectaba las actuales islas de Borneo, Sumatra, Java y la península de Malasia. Esta plataforma continental, ahora sumergida bajo las aguas del mar de Java, habría sido un espacio fértil y habitable para comunidades humanas y animales. La posible existencia de migraciones, intercambio genético entre especies y ecosistemas ricos y diversos bajo el mar actual ofrece una nueva dimensión al estudio de la evolución humana.
Según los expertos e investigadores, el hallazgo de restos de Homo erectus y fauna mayor en esta región indica que la historia de la humanidad aún guarda capítulos enterrados en el fondo del océano. Los investigadores insisten en que estos vestigios no deben interpretarse como una “ciudad perdida” al estilo mitológico, sino como una prueba tangible de asentamientos humanos adaptados a entornos cambiantes, que eventualmente fueron cubiertos por el avance del nivel del mar hace más de 10.000 años.