Un equipo de arqueólogos y científicos marinos ha resuelto uno de los enigmas marítimos más antiguos de las aguas británicas tras descubrir e identificar un naufragio que llevaba más de un siglo sin explicación. Se trata del SS Arlington, un carguero a vapor que desapareció en 1874 frente a la costa de Norfolk, al este de Inglaterra, durante una fuerte tormenta que lo hizo perder el rumbo.
El hallazgo científico ha sido confirmado recientemente por investigadores del Historic England, un organismo que vela por el patrimonio histórico del Reino Unido, en colaboración con especialistas en arqueología subacuática. Los restos fueron localizados a una profundidad de más de 25 metros, a unos kilómetros de la localidad costera de Great Yarmouth, en una zona donde se han producido numerosos hundimientos a lo largo de la historia.
Durante décadas según los científicos, el pecio del Arlington fue objeto de especulación entre historiadores, buzos y habitantes locales, pero hasta ahora no se había logrado una identificación concluyente. El mal estado de conservación, sumado a la falta de documentación técnica precisa de la época, había mantenido su identidad en el misterio. Sin embargo, los investigadores lograron finalmente relacionar las características estructurales del buque con los archivos históricos del carguero.
El SS Arlington zarpó desde Hull rumbo a Londres con una carga de grano, pero nunca llegó a su destino. Según los informes de la época que estudian los científicos, fue sorprendido por una tormenta de gran intensidad que afectó a toda la región. La embarcación, construida en acero con una estructura reforzada y propulsión a vapor, tenía buenas condiciones para la navegación comercial de entonces, pero no pudo resistir las olas ni los fuertes vientos de ese día de noviembre.

Todos los tripulantes a bordo perdieron la vida. Las crónicas del siglo XIX describieron la desaparición como «repentina y total», sin que se hallaran supervivientes ni restos significativos. Durante más de 140 años, el SS Arlington fue uno de los más de 200 naufragios sin identificar en esa zona del Mar del Norte, que ha sido históricamente uno de los corredores marítimos más transitados y peligrosos del continente europeo.
La clave del descubrimiento según los científicos
El equipo de arqueología y de científicos logró identificar la embarcación gracias a una serie de marcas estructurales halladas en la popa y a la distribución de la maquinaria interna, que coincidía con los planos originales del Arlington. Además, se encontraron restos metálicos grabados con inscripciones que coincidían con los registros del astillero donde se construyó el navío.
El uso de tecnología avanzada como escáneres multihaz y drones submarinos permitió realizar un mapeo tridimensional del sitio. Esta reconstrucción detallada fue esencial para confirmar con precisión que se trataba del barco perdido en 1874.
Historic England ha destacado la importancia del hallazgo no solo por su valor histórico, sino también como herramienta para sensibilizar sobre la necesidad de preservar el patrimonio subacuático británico.
“Cada naufragio cuenta una historia, y esta historia era una que esperábamos contar desde hacía mucho tiempo”, declaró uno de los arqueólogos involucrados en el proyecto.
El pecio según los científicos, ha sido catalogado y protegido bajo la ley británica de patrimonio marítimo. Aunque no se prevén extracciones, se permitirán visitas controladas de buceo arqueológico para investigación. La zona será incluida en futuras rutas educativas y de conservación patrimonial.
La identificación del Arlington según los científicos e investigadores, cierra un capítulo de incertidumbre en la historia marítima británica y devuelve nombre y memoria a los marineros que perdieron la vida en aquella trágica travesía. Para los descendientes de las víctimas y los historiadores locales, el descubrimiento representa una oportunidad de homenaje y reparación a través de la memoria histórica.