El endurecimiento de las medidas que limitan el aforo y el horario de los establecimientos de ocio y restauración ante la nueva situación generada por la COVID-19 está pasando factura al sector, que vive uno de sus peores momentos.
El gerente de Aguere Cultural SL, Fernando Jiménez, afirma que “se ha demonizado al sector del ocio y de la restauración” y se han aplicado medidas demasiado restrictivas, desproporcionadas respecto a otros sectores y a veces no justificadas que le están poniendo en peligro, con el cierre de establecimientos en algunos casos”.
Dicha entidad gestiona el Espacio Cultural Aguere, que combina espacio para actividades culturales y una zona de bar, que permanece cerrado desde el estado de alarma, salvo dos semanas que se permitió su apertura a finales de julio. Pese a la inversión que tuvieron que hacer en cuanto a medidas sanitarias, con la adquisición de mobiliario para que el público permaneciera sentado o mecanismos para el control de aforo, las posteriores restricciones hicieron que volvieran a cerrar. No obstante, aclara que la apertura en unas condiciones tan restrictivas no compensa el gasto que supone la apertura del espacio.
La entidad gestiona también los bares The Garden y Atomic, ambos en La Laguna, que permanecen abiertos pero de forma precaria como consecuencia de las limitaciones tanto de aforo como de horario. Añade que el cumplimiento de las medidas hace que apenas se puedan disponer del 30% del aforo real, por lo que los negocios no resultan rentables. Admite que la habilitación de terrazas puede ayudar pero considera que no se puede mantener esta situación de forma indefinida.
Por otro lado, Fernando Jiménez se refiere al cambio continuo de medidas y a la falta de concreción de muchas de ellas, lo que añade incertidumbre en el sector.
El gerente del restaurante La Hierbita de Santa Cruz de Tenerife, Juan Prieto, explica que, aunque la situación va mejorando, el negocio afronta uno de los momentos más duros de los últimos 30 años. Señala que la declaración del estado de alarma obligó a que toda la plantilla fuera al ERTE pero la reapertura posterior ha obligado a medir los pasos y ahora se ha rescatado a más del 50% de los trabajadores.
Protocolos estrictos
Esta evolución, apunta, ha ido unida a la realización de inversiones para el cumplimiento de las condiciones higiénico-sanitarias establecidas y al desarrollo de un protocolo muy estricto en el funcionamiento del negocio, que afecta tanto a la gestión de reservas como al cumplimiento de horarios, al desarrollo de tareas de desinfección y al establecimiento de nuevas herramientas, como las cartas digitalizadas.
Por otro lado, se han visto obligados a reducir el número de platos, como consecuencia del descenso de la clientela, teniendo en cuenta que el 30% de su facturación depende del turismo, y han optado por innovar con la incorporación de productos que hasta ahora no eran habituales. Sin embargo, esto no ha impedido que la facturación haya bajado hasta un 60%.
Prieto opina que algunas de las limitaciones, como la reducción de horario, no tienen sentido e inciden negativamente en el consumo. Asimismo, insiste en que las actuales medidas son asumibles para mantener la empresa en una situación de subsistencia, pero advierte que un recrudecimiento de las condiciones repercutiría negativamente en la viabilidad económica del negocio.