En una ciudad como Murcia, donde el sol parece marcar el ritmo de la vida y el murmullo de las terrazas es casi una constante, no es raro que florezcan cafeterías. Sin embargo, pocas logran el equilibrio entre lo estético, lo funcional y lo auténtico como lo ha hecho Coiba. Situada en una de las zonas más transitadas del centro urbano, esta cafetería se ha convertido en un espacio de referencia para quienes buscan algo más que un café: una pausa con intención.
Coiba no nace del azar ni del capricho. Detrás del proyecto hay una visión clara: ofrecer una experiencia completa sin caer en los excesos de lo pretencioso. Desde su apertura, ha sabido conquistar tanto a trabajadores de oficina como a jóvenes creativos, turistas curiosos y vecinos de toda la vida. Todos parecen encontrar algo en común entre sus mesas: calma, buena atención y una sensación de estar en el lugar adecuado.
Diseño sin alarde, pero con sentido
El interior de Coiba habla por sí mismo. Tonos neutros, plantas naturales y una distribución inteligente del espacio que invita tanto a la conversación como al trabajo individual. Se agradece la ausencia de ruido visual. Aquí no hay frases motivacionales colgadas en la pared ni decoración excesiva. Todo está dispuesto con intención, desde las lámparas colgantes hasta los bancos de madera que recorren una de las paredes principales.
La sensación es la de estar en un espacio pensado para durar, no para atraer a base de fotos de Instagram. Y eso, en estos tiempos, es casi una declaración de principios.
El café como protagonista
Aunque la carta es variada y atractiva, en Coiba el café ocupa un lugar central. Trabajan con café de especialidad, y eso se nota desde el primer sorbo. Para los que no están familiarizados con el término, significa que el café ha sido cultivado y tratado con criterios de calidad exigentes, desde la finca hasta la taza. Pero más allá de la etiqueta, lo importante es que en Coiba se cuida el proceso: el molido, la temperatura del agua, los tiempos de extracción. No es raro ver al barista tomándose su tiempo para asegurarse de que el resultado sea el mejor posible.
Y si bien el espresso es sólido, los métodos alternativos como el V60 o el cold brew también tienen su espacio. Para los más curiosos, el personal está dispuesto a explicar diferencias, sugerir orígenes o recomendar una combinación ideal para el paladar de cada cliente.
Una carta pequeña, pero bien pensada
Coiba no es una cafetería de carta extensa. Y ese es uno de sus aciertos. En lugar de una lista interminable de platos, optan por una selección breve pero trabajada: tostadas de pan artesanal con ingredientes de temporada, bowls saludables, bocadillos con panes de masa madre, y una repostería casera que rota según el día.
El aguacate, el hummus, el queso de cabra o el tomate de huerta murciana aparecen con frecuencia, pero siempre acompañados de un toque distinto. Nada se siente improvisado, y cada plato llega con una presentación cuidada. Aquí, lo saludable no es una imposición, sino una consecuencia natural de una cocina honesta y actual.
Además, el local ofrece varias opciones vegetarianas y veganas sin forzar la carta, lo cual agradecen muchos clientes que buscan alternativas sin necesidad de etiquetar su alimentación.
El cliente, en el centro
Uno de los aspectos más destacables de Coiba es su trato al cliente. Sin necesidad de discursos marketinianos, el equipo logra transmitir una hospitalidad tranquila y eficaz. No es el tipo de sitio donde el camarero intenta ser tu mejor amigo, pero sí donde te sientes atendido con amabilidad y respeto. Si preguntas por el origen del café, te lo explican. Si tienes una alergia, se adaptan sin dramas. Y si solo quieres un sitio donde leer durante una hora, nadie te apura.
En tiempos donde la hostelería muchas veces parece debatirse entre lo impersonal y lo excesivamente informal, Coiba apuesta por la sobriedad cercana, y le funciona.
Una experiencia que encaja en la Murcia de hoy
Coiba encaja perfectamente en la Murcia contemporánea, esa ciudad que mira hacia adelante sin renegar de sus raíces. No pretende competir con las tascas clásicas ni con los bares tradicionales, sino ofrecer una alternativa que responde a nuevas formas de habitar el espacio urbano: más calmadas, más conscientes, más conectadas con lo estético y lo saludable.
Tanto si se trata de una visita rápida antes de una reunión, como de un desayuno tardío en fin de semana o una tarde de lectura con café en mano, Coiba responde bien a cada situación. Y eso, sumado a su coherencia y discreta personalidad, la convierte —sin necesidad de fuegos artificiales— en una de las mejores cafeterías de Murcia.