Donald Trump da el pistoletazo de salida a lo acordado entre Estados Unidos (EEUU) y Marruecos el 2 de octubre en materia de defensa, y notifica al Congreso la venta de material militar por valor de mil millones de dólares.
Tratado anunciado por el entonces secretario de Defensa Mark Esper. “Marruecos sigue siendo un socio crucial para EE UU sobre una amplia gama de cuestiones de seguridad”, aseguró en Rabat.
Ahora se cumple lo pactado. El último envío a las Fuerzas Armadas Reales marroquíes incluye aviones de vigilancia electrónica Gulstream G550, drones MQ-9B, MIM-104 Patriot, misiles Hellfire, bombas guiadas por láser Paveway y kits de munición JDAM.
De hecho, el 12 de septiembre se realizó la primera prueba de uno de los cuatro aviones G550 destinados a Marruecos en el aeropuerto de Savannah en EEUU.
La familia real alauí ya dispone de un jet privado Gulfstream para el transporte VIP, el modelo G650. Fue un regalo al heredero Moulay Hassan en 2018 por un coste de 57 millones de euros. Es capaz de alcanzar los 1.100 kilómetros por hora y de volar 13.000 kilómetros sin escalas con 12 personas a bordo, y cuenta con un sistema antimisiles israelí. Los cuatro pendientes de recibir ahora embarcarán sistemas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) también de procedencia israelí.
Este material que recibe Marruecos es bien conocido por participar en conflictos internacionales por participar en conflictos internacionales. El sistema de misiles tierra-aire de largo alcance MIM-104 Patriot se hizo popular tras la Guerra del Golfo, donde se usó masivamente. Cada batería del modelo PAC 3 se compone de seis vehículos-lanzadores capaces de transportar 16 misiles cada uno.
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